
Nombra alcalde de Torreón, Román Cepeda, a funcionaria con antecedentes de corrupción en estado de Nuevo León.
La nueva directora de Desarrollo Económico de Torreón, Kena Yáñez Martínez, figuró en un caso de corrupción en Nuevo León a finales del año 2007, motivo por el cual incluso fue inhabilitada del servicio público por casi un lustro, además de que fue obligada a pagar una multa millonaria por daño patrimonial.
Fue durante el lunes que el alcalde de Torreón, Román Cepeda, tomó protesta a gran parte de su gabinete en el Centro de Convenciones de la ciudad, entre los mismos se encontraba Kena Yáñez Martínez, quien en 2007 fue encontrada culpable por autoridades, de desfalcar al gobierno de Nuevo León por casi 2 millones de pesos, esto mientras laboraba en el Instituto Estatal de la Juventud (IEJ).
En su momento, las investigaciones en torno a la funcionaria determinaron que además violó documentaciones oficiales y omitió procedimientos elementales en sus tareas regulares, incluso fue captada en videos negociando alteraciones en un contrato, lo que derivó en escándalos dentro de la estructura gubernamental de Nuevo León y finalmente derivando en su inhabilitación.
Durante su presentación y toma de protesta del lunes en Torreón, se mostró un currículum destacando la "trayectoria" de la nueva funcionaria de Torreón, en el mismo se informó solamente que había cumplido estudios de licenciatura en el Tec de Monterrey, que cursa actualmente la carrera de Derecho, que tiene "experiencia de 16 años en el servicio público, pasando por posiciones titulares en los tres niveles de gobierno en las áreas"; además es consejera del mismo Tec de Monterrey y ha pasado por la oficina de ProMéxico.
Además se da cuenta de sus más recientes acciones dentro de la Secretaría de Economía Federal, pero se omitió por completo su polémico paso por el gobierno de Nuevo León y que la llevó a ser encontrada culpable de corrupción, desfalcos e irregularidades diversas.
Cabe señalar que el propio alcalde RománCepeda, afirmó antier a la prensa que todos los funcionarios de su gobierno tenían su "confianza", aunque debían demostrar a la ciudadanía que su labor era apegada a la transparencia, entre otros valores positivos de la función pública.