Alberto Carreón ha sido un jugador de cuadro muy cumplidor, tanto en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) como en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), un pasito le faltó a Carreón para ser un estrella, p ero a pesar de su calidad, esta semana los Pericos de Puebla lo enviaron a Olmecas de Tabasco; de inmediato Carreón utilizó sus redes sociales para manifestar su inconformidad y dolor, ante lo que calificó como una gran injusticia, pues luego de haberse entregado varias temporadas a la organización poblana, sin consultarlo fue enviado al equipo que dirige Pedro Meré.
En la historia de la LMB y la LMP han existido directivos que tratan al jugador como simple mercancía, la que venden en cualquier momento, sin tomar su parecer.
Es muy triste que haya habido casos como el de Luis Ignacio Ayala, un relevista con gran trayectoria en ligas mayores y el beisbol mexicano. Los Yaquis de Ciudad Obregón dejaron fuera de sus planes al popular "Chicote", pero promovieron un pacto para evitar que el lanzador pudiera enrolarse en cualquier otro equipo de la LMP, Ayala fue sometido a un Pacto de Caballeros, al estilo del futbol mexicano.
Mientras tanto, en el beisbol de Grandes Ligas, recientemente finalizó el paro laboral que casi duró 100 días. Y es que la Asociación de Jugadores en ligas mayores además de que existe, tiene un gran peso específico, tan fuerte que puso en jaque a los propietarios de los equipos. Esa agrupación de peloteros no es rival de los directivos, como muchos lo piensan, al contrario, está para negociar y hacer que el beisbol se desarrolle en las mejores condiciones posibles para ambas partes.
¿Por qué en México no existe una Asociación de Beisbolistas, como en Estados Unidos y otros países? Sencillamente porque el jugador tiene miedo de "enfrentar" al directivo, para evitar lo que le sucedió a Luis Ignacio Ayala. Algunos jugadores todavía con varios años por delante, se ven forzados a terminar sus carreras, al menos en el beisbol de paga, por lo que se les ve en ligas semiprofesionales, o peor, en empleos que nada tienen que ver con el beisbol.
La huelga de la Asociación Nacional de Beisbolistas (ANABE) ha sido el intento más serio de integrar una agrupación que defienda los derechos laborales del jugador. Todo quedó en intento por falta de apoyo, y principalmente por echar a andar un movimiento sin el suficiente conocimiento del derecho laboral; en resumen, a los líderes del movimiento les faltó asesoría.
En un mundo tan globalizado y con un presidente de la república amante y conocedor del beisbol, al que se podría aprovechar para dar vida a la tan necesaria Asociación de Beisbolistas Mexicanos, debería hacerse el intento. Si se creó PROBEIS, que sirvió para nada, es tiempo de que desde Palacio Nacional vengan acciones que verdaderamente fortalezcan al Rey de los Deportes y a sus principales protagonistas.
