En medio del desastre que priva en varios sectores de la vida nacional como son la inseguridad, la corrupción y la división de los sectores, existe un renglón que destaca sorprendentemente.
Hablamos del peso mexicano que, a pesar de pandemias, bajo crecimiento y aparente fuga de capitales, su paridad con respecto al dólar se mantiene a niveles impresionantes.
En diciembre del 2018, recién iniciado el gobierno de la Cuarta Transformación, el valor del dólar interbancario promediaba los 19 pesos con 70 centavos.
Esta semana, en el primer día del mes de junio, la paridad del interbancario cerró en 19 pesos con 64 centavos.
Es decir en tres años y medio del régimen caótico de Andrés Manuel López Obrador el peso mantiene una fortaleza inusitada con respecto al poderoso dólar de nuestros primos yanquis.
Simplemente si aplicamos la inflación diferenciada entre ambos países, el valor del dólar debería andar sobre los 22 ó 23 pesos pero no ha sido así.
¿Existe alguna fórmula mágica que haya aplicado el régimen morenista que por cierto ha utilizado en el sexenio tres secretarios de Hacienda y dos gobernadores del Banco de México?
¿Cómo es posible que después de la terrible pandemia y la recesión mexicana que superó a la norteamericana la moneda azteca se sostenga impetuosamente tal como si se tratara de un caballo pura sangre de larga resistencia?
Según los expertos son varios los factores que permiten la fortaleza del peso mexicano, algunos de carácter externo y otros internos. Para mala suerte de los simpatizantes de Morena son en realidad escasos los motivos que tienen que ver con el manejo financiero del actual gobierno.
La primera causa indiscutible del superpeso son las crecientes remesas de dólares que mes tras mes y en cantidades impresionantes llegan a todos los rincones de la República Mexicana.
En el primer cuatrimestre de este año -enero a abril-la economía mexicana fue inyectada por un total de 17,240 millones de dólares por parte de los paisanos que residen en los Estados Unidos, un incremento del 17.5 por ciento comparado al año anterior.
El pasado mes de abril las remesas en México ascendieron a 4,718 millones de dólares, un 16.5 por ciento más que en abril del 2021. Y durante el 2021 sumaron un total de 51,587 millones de dólares, cantidad récord que representó un 27 por ciento más que el 2020.
Ventaja adicional de las remesas es que no pagan impuestos y son recibidas por mexicanos de bajo y medio ingreso lo que significa un gran aliento económico a lo largo y ancho del país.
Otro motivo de la reciedumbre del peso es la solidez de la industria de exportación compuesta por una diversidad de industrias y sectores: la automotriz que representa el primer ingreso de divisas seguida por la remesas. Le siguen las maquiladoras, las empresas cerveceras, el sector agropecuario donde destacan productos como el aguacate, calabazas, uva de mesa, puerco, reses, fresas, camarón, pescado, etcétera, etcétera.
Un factor adicional es la migración silenciosa de capitales de Asia que están llegando a la frontera para aprovechar la cercanía con Estados Unidos. La pandemia demostró a Estados Unidos que producir en países tan lejanos como China tiene serias complicaciones.
Finalmente hay que reconocer los factores internos, entre ellos la disciplina fiscal que ha mantenido el gobierno federal lo que ha evitado un endeudamiento excesivo y los aumentos de ingresos de Pemex, producto del disparo de precios del petróleo.
El régimen gasta enormidades en sus proyectos emblemáticos como el AIFA, el tren maya y la refinería Dos Bocas, pero al mismo tiempo controla el gasto operativo y la construcción de proyectos que no le simpatizan al primer mandatario.
Tal es el caso de obras como el hospital general de Hermosillo que se inició en el régimen de Peña Nieto y que está a punto de convertirse en un elefante blanco por falta de recursos.
En medio del caos nacional, vale reconocer pues que el peso se mantiene con una firmeza inaudita, aunque nadie sabe cuanto más durará y si se convertirá en el futuro en un desaliento para los exportadores.
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Sólo en dos estados tiene oportunidad de ganar la alianza opositora el próximo domingo: Aguascalientes y Durango. En Tamaulipas, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca el triunfo de Morena se da por descontado, aunque las sorpresas electorales podrían surgir en el último momento.
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