La remoción quirúrgica de los terceros molares permanece controversial, aunque es uno de los procedimientos más comúnmente realizados en la práctica odontológica.
La extracción profiláctica reportada de los terceros molares inferiores va de 18 a 54 por ciento, aunque no todos causan problemas clínicos y el porcentaje de aquellos que se mantienen asintomáticos por años es desconocido.
La extracción profiláctica es favorecida por muchos cirujanos por razones que incluyen la posibilidad de cambios patológicos, el riesgo de complicaciones quirúrgicas y postquirúrgicas con la edad, los altos costos si la extracción se realiza después de que se haya desarrollado la patología y la rápida progresión de condiciones patológicas no tratadas.
La presencia de un órgano dentario no erupcionado (terceros molares) representa un riesgo de formación de lesiones quísticas o tumorales. Existe evidencia de que los sacos peri coronarios pueden llegar a sufrir degeneración quística y transformación neoplásica.
Por lo general, las lesiones quísticas se detectan en exámenes radiográficos de rutina como zonas radiolúcidas bien delimitadas y se deben diferenciar de la estructura normal del folículo dental, el cual aparece radiográficamente como una zona radiolúcida peri coronaria y en caso de ser mayor a 2.5 mm en una ortopantografía puede indicar anormalidad.
A pesar de que existe consenso general en dónde los terceros molares con alteraciones clínicas y/o radiográficas deben ser extraídos, no aplica para el análisis histológico lo que la mayoría de los cirujanos realizan, únicamente la extracción y no se envía a un análisis histopatológico el saco peri coronario.
La histopatología de los sacos peri coronarios ha mostrado que en 8 muestras (16 por ciento) eran normales y los restantes (83.3 por ciento) tenían algún tipo de alteración: 13 quistes para dentales (27.1 por ciento) cuatro quistes dentígeros (8.3 por ciento) 12 folículos hiperplásicos (25.0 por ciento) y 11 folículos inflamados (22.9 por ciento ) si se suman los casos de quistes para dentales y quistes dentígeros el total de casos con lesiones quísticas fue de 17 (35.4 por ciento).
Al analizar la asociación entre la presencia de lesiones quísticas (diagnostico histopatológico de quiste dentígero o quiste para dental) y cambios histológicos (diagnóstico histopatológico de quiste dentigero, quiste para dental, folículo hiperplásico o folículo inflamado) con las características clínico-patológicas y radiográficas de terceros molares mandibulares, de detectó que más de la mitad de los casos en donde no se desarrollan lesiones quísticas correspondían al sexo femenino.
Así mismo se observó una asociación estadísticamente significativa entre el nivel de erupción y la presencia de cambios histológicos. Existe controversia en cuanto a criterio radiográfico que determine las condiciones normales y patológicas de los rangos de radio lucidez del tejido blando que rodea los órganos dentarios.
Generalmente, existe la creencia de que la ausencia de una radiolúcidas anormal indica un folículo dental ausente de patosis, mientras que los hallazgos del estudio y de estudios previos contradicen esta creencia.
Un espacio folicular mayor a 2 mm en radiografías periapicales y de 2.5 mm en radiografías panorámicas han sido sugeridas como indicativo de patología del folículo dental en terceros molares asintomáticos.
La frecuencia de lesiones quísticas o cambios histológicos en terceros molares es alta, principalmente en molares parcialmente erupcionado o submucosos y sin importar la ausencia de sintomatología o alteraciones radiográficas.
Con base a lo anterior, se recomienda monitorizar los terceros molares que no sean extraídos por alguna justificación clínica (sin importar si se encuentran asintomáticos) y efectuar el análisis histopatológico de los tejidos foliculares de todos los molares sujetos a extracción.