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Sin lugar a dudas...

Tatiana y los vientos recios

PATRICIO DE LA FUENTE

"La tragedia es una herramienta para que los vivos adquiramos sabiduría".

-Ken Follett-

 Me baso en hechos, pero también en cierto grado de especulación, trascendidos, rumores. Esta colaboración se titula "Vientos Recios", aludiendo a una de las mejores novelas de Mario Vargas Llosa; porque vivimos en vilo tras el hackeo que no dará tregua, será inmisericorde y provocará desvelos en palacio.

"La consciente e inteligente manipulación de los hábitos organizados y las opiniones de las masas es un elemento importante de la sociedad democrática", escribe Vargas Llosa recordándonos que este país, pese a las ansias intimidatorias emanadas desde el poder, todavía tiene salvación. Si detenemos el grado de confrontación y el laberinto de virulencia en el que hemos entrado, quizá el futuro pueda ser más halagüeño.

Las buenas películas de horror dosifican el miedo a cuenta gotas, y después nos hacen entrar en pánico. Así está México.

"Pareciera que en el fondo de todos nosotros hubiese un monstruo. Sólo espera el momento propicio para salir a la luz y causar estragos".

La noticia acaba de ocurrir, cae de súbito, no se trata de una renuncia cualquiera. Palabras y sobre todo silencios, abren la puerta a la imaginación y al rumor. La verdadera historia sólo la conocen los interesados pero aquí huele a "úsese y tírese".

Tal como ocurrió con Alfonso Romo, Tatiana Clouthier fue seducida por los encantos de Andrés Manuel López Obrador, casi al punto de quedar ciega e imposibilitada para pensar por sí sola. A años de distancia, ayer parecen haberse impuesto su sensatez e inteligencia sobre cualquier otra consideración.

Amigos y detractores coinciden, no necesariamente de forma peyorativa, en que las dotes de conquista del tabasqueño son excepcionales. Es, desde tiempos lejanos, un "encantador de serpientes". Basta recordar que Romo no tenía gran interés en conocer a López Obrador hasta que Dante Delgado, quien entonces creía -con sus reservas- en AMLO, terminó presentándolos. Sí, el mismo Dante que años después vaticinó lo que vendría -la radicalización del presidente- y supo que la estancia de Alfonso Romo en el gabinete iba a ser de corta duración.

La suma de Clouthier al proyecto lopezobradorista significó un "ganar-ganar" para ambos. Invitando a Tatiana, López Obrador se apropiaba, en parte, de uno de los apellidos más emblemáticos y respetados del país. Dejándose cortejar, Tatiana entraba a las grandes ligas de la política nacional demostrando que tenía peso propio, casi tanto como su padre, don Manuel. Al tratarse también de una empresaria que pasó buena parte de su vida en Monterrey, la jugada de Andrés de invitar tanto a Romo como a Clouthier fue magistral: darle confianza a un empresariado que desde siempre lo vio con reticencia y enorme suspicacia. Beatriz Paredes Rangel, una de las políticas más confiables y respetadas del país logró, con una sola frase, aglutinar el sentir de millones de mexicanos. "López Obrador siempre ha sido un verdadero enigma", dijo.

Quizá tanta cercanía con el presidente y la "no primera dama", le pasaron factura a Tatiana. Como Ícaro, voló tan cerca del sol que terminó quemándose. Tarde, quizá, la hoy exsecretaria de Economía, encargo para el que nunca estuvo capacitada -sello de la casa en el actual "gobierno"- comprendió que el presidente de la República no tiene afectos, sino intereses y conveniencias. Para él, tal como afirman varios miembros de su círculo cercano, cualquier atisbo de desacuerdo a los "otros datos", es equiparable a traición. Al verdadero Andrés Manuel López Obrador jamás le interesó rodearse de colaboradores, sino de súbditos.

No hubo medias tintas. Tatiana Clouthier coordinó la campaña presidencial, se entregó de cuerpo entero a una supuesta transformación que millones continúan sin entender, y luego transitó por la burocracia gubernamental sin pena ni gloria. En vez de capitalizar sus talentos y dejarla ser en áreas donde verdaderamente tiene experiencia, la tiraron a lo más profundo de la alberca. Si el presidente de la República jamás tuvo idea de cómo diantres funcionan las grandes economías del mundo, Tatiana Clouthier mucho menos, pero al menos se le vio dispuesta a aprender y tejió canales efectivos de comunicación con el empresariado.

Ayer, entre metáforas de beisbol, se anunció el rompimiento. Con voz entrecortada y lágrimas en los ojos, Clouthier leyó su carta de despedida y se fue para siempre o quizá hasta que vengan las definiciones de 2024. El presidente, pintándose de cuerpo entero, le negó el abrazo.

Ya en la calle, Tatiana Clouthier caminó y trató de evadir las preguntas de los reporteros. Alguien la reconoció y quisó abordarla y ella, como si le hubieran quitado una lápida de encima, respondió que ya no era parte del gobierno.

"Y se marchó, y a su barco le llamó libertad".

Twitter @patoloquasto

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