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COLUMNA

'Un emporio de trabajo. Una centuria de grandeza'

(HOMENAJE A UN POETA)

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

Frases célebres conmemorativas del primer centenario de Gómez Palacio, creativas y determinantes: surgieron de la mente privilegiada del cronista de la ciudad, Manuel Ramírez López, historiador, columnista, escritor y cronista; narrador puntual de la vida de Gómez Palacio desde su fundación, escrita en cuadernos, revistas y periódicos; en poemas de profundo sentimiento humano merecedores de quedar plasmadas en un libro para que los lectores conozcan su valía de vate y compositor. Va un pensamiento lírico dedicado a su gran amiga Ernestina Gamboa Almeida: "Esta gran mujer transformó su terruño adoptivo, cambiando páramos de oscuridad por poderosos poemas de luz y conocimiento fecundo y poderoso".

Palabras igualmente certeras, emocionadas, que captan con enorme fidelidad el espíritu y la animosidad de una dama que como él, también compuso versos y cantos navideños y elevó su voz para legar a Gómez Palacio un centro cultural que mantiene vivo su recuerdo. En esa línea de publicar la biografía de mujeres famosas de México, Manuel Ramírez López es dueño de una chispa humorística que explaya fingiendo seriedad -"usted ya camina como señorita", me dijo en una ocasión en que me levanté de mi asiento y apoyado en un bastón, me dirigí a la mesa de los alimentos en un restaurante del norte de la ciudad. Tres veces durante tres horas por día, permanecí sentado en una de las bancas del Parque Morelos esperando el paso de las señoritas para verificar la veracidad del dicho, pero ninguna de las damas observadas, caminaba como yo, ellas lo hacían entre contoneos y sonrisas… y sin bastón. Me levanté de la banca y me dirigí al estanquillo de Mingo. Una torta de carnitas con aguacate, sin chile, y una bolsita con duritos, fueron mi consuelo.

Cada año, ante la proximidad del Día de Finados, Manuel se da vuelo escribiendo "calaveras" dirigidas a sus amigos y lo hace versificando con mordacidad, sardónico a más no poder. En sus tiempos mozos fue guía de turistas sin brújula (él, no los turistas); sin brújula, porque le indicaba al viajero que no quería pasar por la Sierra Madre Occidental para trasladarse con mayor seguridad carretera a Hermosillo, el sendero más apropiado y recto para llegar a su destino. En una de mis vacaciones a Sonora, le hice caso y en una camioneta acompañado por mi familia, entré en un sendero sin pavimentar, brincando zanjas y terraplenes pedregosos, cuando de pronto surgió cual fantasma una montaña en el centro del camino, sin desviaciones que pudieran rodearla y continuar la ruta. La ruta, sin embargo, hasta ahí terminaba y no hubo más remedio que recular y dar otro gran rodeo para retomar el trayecto. Tardamos tres días en cubrirlo y cuando llegamos a Hermosillo, los parientes a visitar soltaron exclamaciones de sorpresa, pues parecíamos semitas de Lerdo, con los rostros cubiertos de lodo endurecido, los ojos apenas visibles y toda la ropa hecha cartón por el barro del camino serrano de cuya existencia seguramente nunca se enteró Manuel. ¿Lo hizo de adrede? No lo creo porque cuando le pedí información, desplegó un gran mapa en el escritorio y señaló con una pluma el recorrido a seguir. "Se va por aquí derecho, luego se va por acá y enfila hacia el norte, pero ya no se desvíe. Llegará más rápido" aseguró, pero la aventura me costó tres días más de los siete de mis vacaciones. Incluso me perdí en los atajos serranos y como ya era de noche, optamos por dormir antes de desbarrancarnos. Al despertar, nos dimos cuenta que nos hallábamos en un río seco, la camioneta columpiándose en uno de los bordes y ni un alma en las cercanías para solicitar auxilio. Un guía ya no, definitivamente. A Hermosillo mucho menos, a menos que sea en avión. A la distancia me alegro de no haber continuado al norte del territorio sonorense, pues de otro modo hubiéramos llegado hasta las playas del océano Pacífico.

Como autor de los Cuadernos de la Crónica Municipal de Gómez Palacio, Manuel Ramírez López no se olvidó de las mujeres ilustres que han representado a la ciudad en eventos nacionales e internacionales, como son los casos de Pina Carrillo, Claudia Angélica Machuca, Adela Ayala y Ernestina Gamboa. Editó un cuaderno más intitulado "La mujer en el desarrollo de Gómez Palacio dedicando un capítulo a Ermila Galindo, defensora acérrima de los derechos de la mujer con una iniciativa de proyecto enviada al Congreso Constituyente de Querétaro en la que se proponía que la mujer no fuera excluida de la política y que se le otorgara el derecho al voto. En el Cuaderno de junio de 2013, Manuel Ramírez López reproduce una fotografía del Monumento a la Mujer Lagunera, ubicado en la Plaza de Armas de Gómez Palacio, con un pensamiento: "Si es necesario soy capaz de hacer cualquier cosa. Porque soy valiente, porque soy invencible, porque soy mujer lagunera". Con esta convincente frase, Manuel demostró que la mujer ocupa un lugar prominente en sus pensamientos, adelantándose por mucho a los actuales movimientos feministas que reclaman y protestan contra la marginación y exigen igualdad de género. En esa forma, el Cronista de Gómez Palacio, comparte sentimientos y otorga a las féminas un reconocimiento justo puntual...

[BUSQUE MAÑANA SEGUNDA PARTE] 

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Escrito en: editorial HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ editoriales

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