Los datos son fríos y poco alentadores. Aparecen cada vez que hay campañas políticas, tragedias o fenómenos que rebasan la realidad. Más allá del esfuerzo que hacen de manera colectiva y formal los medios masivos de comunicación, o los miles de periodistas que desde una trinchera individual trabajan por construir una narrativa cercana a la verdad, cada día se pierde terreno frente a ese bombardeo constante de mentiras que igual destruyen la dignidad de una persona, legitiman una mentira o dan por cierto un argumento absurdo o delirante.
En el más reciente informe de Digital News Report 2022, elaborado por el Instituto Reuters de la Universidad de Oxford, que se puede consultar en español a través de la Fundación Gabo; se lee con tristeza el aumento de personas que han decidido desconectarse de las noticias, la caída en la confianza de los contenidos informativos, y el estancamiento de las suscripciones con las que los medios han buscado sobrevivir a la transformación del modelo de una industria que no estaba preparada para ello.
Los sitios de noticias y las aplicaciones, muestra el reporte, han perdido terreno de manera imparable frente a las redes sociales, algo grave, no porque sean utilizadas para difundir contenidos falsos favorables a intereses determinados, sino porque estas mismas plataformas han decidido no hacer ningún esfuerzo por detener la propagación de la mentira y las campañas de odio que albergan en sus sitios que más que espacios de comunicación se han convertido en billonarios negocios que hay que mantener a costa de todo.
El duopolio que mantienen Facebook y Google, incluso ha golpeado de manera contundente los sitios de noticias con más tráfico en el mundo, y lo que se había convertido para algunos medios en una salida a la debacle económica, la publicidad digital, fue atacada por los dos gigantes, que ofertan incluso a un costo mucho menor el mismo anuncio y lo insertan de manera invasiva en las redes sociales y el sitio web del medio, sin que se pueda hacer nada para evitarlo.
Poner en jaque el modelo es poner en jaque al periodismo. Ningún medio puede sobrevivir sin ingresos para sostener salarios, prestaciones sociales y la infraestructura necesaria para elaborar contenidos. Algo que parecen desconocer los usuarios, quienes comparten, distribuyen y dan por cierto contenidos falsos sin verificar la fuente. Digital News entrega datos reveladores, como la tendencia de los usuarios a informarse a través de los llamados "influenciadores", aunque sepan que no dicen la verdad.
El periodista e investigador Damian Radcliffe, profesor de la Universidad de Oregon, consideró que los medios de comunicación deben empezar por reconocer que algunos enfoques de sus contenidos son desalentadores para los lectores, aún que subrayo algo importante del informe del Instituto Reuters, que si existen interés de los lectores porque los medios cubran sobretodo historias, más allá de la noticia inmediata, que causa una infodemia tal, que resulta repelente al usuario.
Tal vez pensemos que es un tema secundario, sin importancia, o incluso inocente, pero informarse es una responsabilidad de los usuarios, que poco se ha explorado en el campo académico, y aunque algunas universidades sobre todo de Estados Unidos han abierto cátedras en casi todas las carreras para enseñar a la población más joven el valor de la información y como clasificarla, en América Latina poco se ha reflexionado sobre el tema, tal vez por los mismos intereses por los que unos pocos defienden el caos que se mantiene en la red.
A pesar de que pocos resultados, o al menos no medibles, han dado las campañas negras y la guerra sucia en el campo electoral, los equipos de campaña las siguen empleando como una estrategia que encuentra su campo fértil en las redes sociales. Poco se contrastan los datos duros, las fuentes, y el consumo de está información se limita a los meros encabezados, algo peligroso sí, pero también inútil, ya que no se ha demostrado que altere la intención de voto del electorado.
Sin embargo, con la pandemia lo que sí quedó demostrado, es que la propagación de información falsa, con una estrategia determinada, si alteró por ejemplo la intención de los usuarios en el cumplimiento de las medidas de prevención para evitar el contagio de Covid-19, así como su resistencia a vacunarse, fenómeno que obligó a las redes sociales a clasificar y curar la información que se difundió sobre el tema, obvio, porque la pandemia puso en jaque también a sus clientes, y sin ellos, no habría negocio.
El Digital News Report 2022, exhibe un panorama poco alentador para quienes nos dedicamos a las noticias. Pero lejos de verlo como una tragedia, es precisamente apostando a la formación permanente y al estudio del consumo de información que encontramos un nicho de oportunidad para trazar estrategias que nos permitan llegar a más usuarios. Ya lo importante no solo es escribir una buena historia, sino crear una ruta adecuada para que esta llegue a más usuarios.
@uyohan