El lagunero comenzó en grande el año, cortando una oreja y siendo confirmado en la Plaza México.
El novillero lagunero Arturo Gilio Quintero empezó de buena manera el año 2022, al ejecutar dos buenas faenas y cortar una oreja durante la novillada de Año Nuevo, celebrada el pasado sábado 1 de enero en la plaza de toros Alejandra, de la ciudad de Durango.
Arturo alternó con el novillero local, Eduardo Neyra, en un atractivo "Mano a Mano" entre dos jóvenes talentosos y con voluntad de buscar la cara de los astados para ofrecer un buen espectáculo a los aficionados duranguenses, que disfrutaron de una tarde soleada. Se lidió un lote de cuatro novillos de la ganadería de Caparica, con buena presencia y estampa, ambos novilleros tocaron pelo, pues cada uno cortó una oreja y Arturo pudo llevarse el triunfo en solitario, pero una falla con el acero le impidió llevarse el gato al agua.
LAS FAENAS
Arturo Gilio Quintero fue sobrio en su actuación; su primer novillo, nombrado "Lagunero", salió con buena estatura y presencia, Gilio lo recibió en las tablas y le dio pocos capotazos, para cederlo a merced del picador, quien lo dejó justo para la faena. Gilio puso a trabajar a los músicos y emprendió una danza entre él y "Lagunero", que permitió al respetable apreciar lo avanzado que va el de Torreón, así que con naturales y manoletinas enamoró y a la vez correspondió la entrega de la gente con un estoque de maestro, doblando de inmediato a "Lagunero" y llevándose la primera oreja de la tarde.
Pero como dice el refrán, "el acero da y quita", eso le pasó con "Nevadito", el que a la vista era el mejor ejemplar de Caparica y al que Gilio le hizo una buena faena, muy quieto, rozando prácticamente al astado, que fue obediente, se encontraron en el centro del ruedo y se compaginaron, pero la espada fue renuente a entrar en "Nevadito", dejando ahí los trofeos y su primer triunfo absoluto del 2022.
LEVE SUSTO
El novillero duranguense Eduardo Neyra abrió plaza con "Durangueño", de 421 kilos, un ejemplar de buena estatura que de inmediato mostró su poder contra las tablas, luego de que Neyra lo recibiera de hinojos. Tras el segundo tercio, donde el toro solamente recibió dos de las cuatro banderillas, Neyra tomó los trastos y buscó demostrar ante su gente su evolución en el arte taurino; sin embargo, "Durangueño" lo buscó en más de una ocasión, hasta que lo pescó del pantalón y le dio una revolcada que terminó con la elegancia del "aceituna y oro" que vestía "Lalo".
Pasado el susto, Neyra se levantó y empezó a trabajar su faena, con unas manoletinas encendió al público y "Lalo" se templó para tirarse a matar, la espada entró completa, pero cargada a la derecha; el público le reconoció la valentía con palmas. En su segundo, "Manzanito", de 470 kilos, Neyra salió a alcanzar a Gilio, que ya contaba con una oreja, así que desde el capote se lució con unas bien dibujadas chicuelinas y con la muleta se puso a torear de rodillas.
Tras una nueva revolcada, Neyra toreó con mucho valor y con un estoque bien colocado, fue suficiente para una oreja.
NOVILLOS
de la ganadería de Caparica, fueron lidiados en este festejo.