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Ser mamá, o ser papá, es absolutamente agotador desde el día uno

LUCY HOP

Yo sé que llevo muchas columnas diciéndoles que hay que conectar con los hijos, ser los adultos responsables, no quitar el dedo del renglón para convertirlos en hombres y mujeres de bien; Pero… ¿les digo una cosa? Es muy muy muy complicadoooooo. Y es que ser mamá, o ser papá, es absolutamente agotador desde el día uno, pero entre más crecen los hijos, más se da uno cuenta de que la parte más fácil y deliciosa es cuando son bebés; Esto de ser el adulto responsable de pronto cuesta mucho trabajo y es cuando nos sorprendemos a nosotras mismas poniéndonos a su nivel, obviamente perdiendo los estribos, y claro, nos enganchamos.

La solución; me reviso, voy a mi terapia, regreso a mis cabales, hablo con ellos, me disculpo y vuelvo a empezar. Pero me molesta tanto que me quedo escarbando en mi cerebro qué es lo que me está pasando y siendo que no tengo nada con qué justificarme, lo único que me queda por decir es decir que NO SOY DE PALO. Sucede que la adolescencia de los hijos y sus montañas rusas hormonales se juntan con las nuestras y pues sí, sí se puede llegar a poner muy complicado, esa sería la explicación científica. La explicación emocional es lo doloroso que es sentirse el enemigo constante, o la persona encargada de resolver cualquier problema que se les presente o el buzón de quejas constante. La realidad aunque me duela reconocerlo, es que me está costando trabajo el ajuste y la transición que implica que los hijos crezcan.

Y es que, eso de enseñarles a usar su voz para convertirse en seres independientes se escucha increíble; Hasta que la usan contra ti, y lo mismo pasa al enseñarles a cuestionar y a elegir y se pasen entonces los días cuestionándote hasta por qué respiras y como respiras y además se dan el lujo de elegir cosas que no tienes ni tantitas ganas de que elijan.

Me cuesta mucho soltar y darles su espacio, y muy especialmente, acordarme que para encontrarse con ellos tienen que romper conmigo y pues …no sé a ustedes, pero a mi eso de pronto se me complica y por momentos me rompe el corazón, porque, aunque no lo parezca, siguen siendo mis bebés.

Así que esta columna es para todas y todos los que en este momento de su vida están permitiendo que sus hijos se desenvuelvan, se encuentren, se auto descubran y se definan mientras nos hacen pomada en el proceso. Sepan que no están solos.

La peor parte de de ser papás, y mamás, es darles chance de despreciarte, dejarlos pensar que no te diste cuenta y permitirles que hagan todo lo posible por alejarse de ti pues es el ciclo de la vida y así debe de ser y es lo más sano para ellos y para ti, pero, como cuesta trabajo!!!. Por eso tantos papás tiran la toalla y deciden convertirse mejor en sus amigos en lugar de seguir siendo sus guías.

LO QUE TENEMOS QUE HACER ES:

1. Buscar espacios para atender nuestros corazones y nuestros malestares.

2. Tener la sabiduría para rectificar siempre que nos equivoquemos.

3. La humildad para disculparnos cuando nos desprogramemos. y

4. Seguir buscando las mejores herramientas para podernos vincular con ellos desde otro lugar, un lugar de iguales, de un adulto a otro.

Debemos saber que se va a necesitar mucha más flexibilidad, la capacidad de transformarnos como papás y la sabiduría para marcar límites y establecer canales de comunicación generando espacios para conectar con ellos y la curiosidad permanente de aprender quiénes son y en qué se van convirtiendo ellos, nuestros hijos, sin nosotros, pues lo más difícil de ser mamá es comprender que ellos son una persona independiente a la nuestra, dejarlos ser ellos mismos y darles el espacio para crecer, y ser, en libertad.

Para que eso suceda, necesitamos permitirles ser esos adolescentes irreverentes, curiosos, azotados, sabelotodos, voltea ojos y por momentos insufribles, para que eventualmente puedan construirse como adultos, sin engancharnos en el proceso teniendo muy presente que la libertad incluye también el derecho a tomar sus malas decisiones. No siempre lo haremos bien, pero creo que eso también es parte del proceso. Debemos saber que todas las etapas pasan, las buenas y las malas, que no es para siempre. Eso es lo más importante a tener presente para que cuando nos saquen de nuestras casillas y queramos "ahorcarlos", mejor los vayamos a abrazar y recordemos que seguimos siendo sus papás y eso, sigue siendo un PRIVILEGIO.

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