¿Te has preguntado alguna vez que es aquello que motiva y seguirá motivando a aquellas personas sumamente exitosas? Creo que la actitud ante la vida es un factor fundamental para que la gente decida salir y lograr sus objetivos.
Cada uno tiene su método para educar a sus hijos, yo tengo el mío propio y hoy quiero compartir con ustedes la receta que he utilizado a lo largo de mi vida para motivar a mis hijas a que no se conformen y que busquen siempre el éxito en todo lo que se propongan, parto de la base de que no existe la suerte sino las ganas que cada uno tenga de triunfar.
Se trata de un proceso que se da poco a poco hasta alcanzar objetivos, metas y retos, es con sabiduría, dando siempre el mejor consejo, como se abre el camino al éxito de los hijos, y sobretodo, es con motivación para que logren sus pequeñas victorias día con día.Les voy a decir la clave… El más importante de todos los motivadores del ser humano es el triunfo, y el triunfo se alimenta de triunfo. El éxito se alimenta de éxito.
Para poder fabricar un campeón lo más importante es hacerlo adicto al éxito. La forma en que se puede desarrollar el espíritu competitivo es consiguiendo que la persona se vuelva fanática en equilibrio al triunfo.
Reflexionemos un segundo: Si has tenido éxito en alguna actividad en tu vida y has saboreado lo que sentiste en ese momento, ¿Te gustaría volver a sentirlo?, ¿Te gustaría subirse precisamente a ese lugar en el que solamente están los triunfadores: "El podio de los campeones?"Por eso la forma de fabricar un campeón, ya sea como madre, padre, hijo, amigo, deportista, profesional, ama de casa, es precisamente mediante la accesibilidad a lograr metas y objetivos concretos de éxito.
Si tu hijo saca cuatro en matemáticas, por favor no le pidas de golpe un siete; pídele que obtenga el cinco, y el próximo mes, cuando lo obtenga, échale porras de triunfo, dale ánimos y dile: "Ahora sí, hijo mío, vamos por el siete..." y cuando llegue al siete, llegarás a tener un estudiante de Excelencia.
La única manera de saborear el éxito es teniendo éxito, y por eso es muy injusto que les pongamos metas inalcanzables, metas que nunca van a conseguir, y que por lo mismo los desmoralizan. Las metas inalcanzables desmotivan o hacen que la gente ya no quiera... [Más en la pág. 4]
