Las minas más ricas de Egipto se encontraban en Nubia. Era necesario caminar diecisiete días a través del desierto para llegar a ellas. Los trabajadores, prisioneros del faraón, estaban encadenados, desnudos y agotados por el esfuerzo y el calor.
Sólo tenían una esperanza: morir.
Algunos morían de sed en las caravanas, antes del trabajo.
El oro que extraían de las minas no tenía un gran valor, pues era bastante abundante. Lo que ellos apreciaban era la plata, ya que no se podía encontrar en Egipto.
Su valor comenzó a ser percibido luego del intercambio con otros pueblos.
¿Qué es lo que le da valor a lo que hacemos o tenemos? Si es difícil o resulta escaso. Cuando algo abunda pensamos que tiene poco valor. Si es fácil precipita el desinterés.
Ahora mismo, algunos países están tomando conciencia sobre la energía y su valor. Sin embargo, el tema sólo está instalado en los discursos, reuniones internacionales y declaraciones diplomáticas. La mayoría de los habitantes, todavía no ha tomado demasiadas medidas para cuidar y proteger ese recurso que pronto será escaso.
¿Y el agua? Desde hace por lo menos diez años leo y escucho a algunos pronosticar con preocupación sobre el futuro del planeta sin agua. Incluso, aventuran la disputa de los ejércitos en una guerra por el agua.
Pero entonces, ¿cuáles son las medidas que estamos tomando en nuestra vida? Cerrar antes la canilla mientras nos lavamos los dientes, darnos baños más breves, pero no tanto, ya que nos procuran placer.
Sólo actuamos con nuestras declaraciones en el plano teórico y sobre todo frente a testigos.
¿Y el calentamiento del planeta? Lo estamos percibiendo en apariciones sorpresivas de fenómenos climáticos que por ahora les ocurren a otros, lejos de casa. Todos idealizan los inviernos de la niñez o profetizan acerca de los veranos extraños que perduran y aumentan su crudeza. Pero ¿cuántos tomaron su bicicleta y dejaron el automóvil?
También hablamos de otras cosas como los alimentos, la salud, la necesidad de trabajar menos horas, la importancia de rescatar los vínculos y las relaciones familiares.
¿Cuáles son las acciones pequeñas que sustentan toda esta intencionalidad? Muy pocas. El marco es más importante que el cuadro.
Es cierto que pocos gobiernos sustentan sus políticas públicas con infraestructura y planes de acción. Muy pocos esbozos para tanta declamación.
Los seres humanos somos los únicos que llevamos consigo el gen de la destrucción. Mientras tanto nos mentimos y actuamos bastante poco.
Sin embargo, como les sucedió a los egipcios, lo que extraemos todos los días de nuestra vida, a cada hora, no es otra cosa que oro.
Sólo que no nos damos cuenta, hasta que lo perdemos o en el intercambio, alguien nos ayuda a darle valor.
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