Desde que mi prima Rebe me pidió dar el discurso en el día más importante de su vida, me sentí honrada, privilegiada, pero también con un sentido de responsabilidad para hacerle honor esta celebración genuina, libre, sin etiquetas. Espero poder cumplirle con estas palabras que me salen del corazón.
Rebe, una hermosa persona, que tienes garantizado te la vas a pasar increíble con ella, con esa sonrisa que mata a cualquiera, un todo corazón que siempre tiene las emociones a flor de piel, me encanta que además de compartir la sangre, también decidimos compartir un lazo de amistad.
Karla, una hermosa persona, con rizos aventureros, que literalmente escalan montañas, segura, valiente, fuerte, que siempre analiza cualquier situación, una toda razón.
Esas dos energías decidieron vibrar, comenzar una relación y hacer posible esta celebración de amor, pero también una celebración a la vida, porque yo no imagino la vida y el mundo sin colores, sin el verde de la naturaleza, sin el amarillo del brillo del sol, sin el rosa de la piel, sin el rojo de la rosa, sin el azul de lo profundo mar, sin el violeta de las flores. Y cuando yo las veo, siento y describo todo eso y sé que por eso celebramos hoy la vida, el amor, pero sobre todo la libertad.
Y yo me cuestiono, si somos la consecuencia de lo que elegimos, les pregunto también, ¿qué quieren ver cuando se ven al espejo o a las personas que aman? Yo, definitivamente, elijo una vida llena de colores.
¡Que viva el amor!
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