ABULIA
Los griegos definían la abulia como no voluntad.
En neurología se describe a quien está en estado de abulia como alguien que carece de voluntad, iniciativa y energía. Es uno de los trastornos que disminuye la motivación, al igual que la apatía.
Los psicólogos la definen como una alteración patológica de la voluntad, que se caracteriza por una ausencia total o parcial de la misma. Se expresa a través de la incapacidad para tomar decisiones y ejecutarlas.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
- Falta o reducción de movimiento espontáneo.
- Pasividad.
- Reducción de la capacidad de respuesta emocional y espontaneidad.
- Reducción de interacción social.
- Disminución de interés en ocupaciones habituales.
Si observamos con un poco de atención a nuestro alrededor, podremos descubrir no sólo a algunas personas que actúan con abulia, sino a una sociedad entera que celebra y convalida colectivamente sus conductas abúlicas.
La sobrecarga sensorial, exceso de estímulos, ha cincelado pacientemente a personas ensimismadas, aletargadas, indiferentes. Seres que miran sin ver, tienen anestesiada la percepción. Muy pronto, la abulia aumentará con la realidad virtual, ya no será necesario experimentar lo verdadero, porque nos lo proveerá un dispositivo. ¿Dejaremos de tocar, oler, degustar la vida? Para pasar a imaginarla. Tal vez nos transformemos paulatinamente en insulsas maquinarias de un sistema perfectamente entramado para conducir la inercia y la ausencia de voluntad.
La voluntad, el entusiasmo, la energía, la iniciativa son, primero, aspectos que miramos y luego imitamos en nuestro contexto primario, los padres, la familia. Luego son la consecuencia de la vida que elegimos, nuestros síntomas diferenciales como personas cuando decidimos salir del rebaño, sentirnos vivos.
La abulia es solo un síntoma, vendrán otros.
¿Despertaremos? La moneda está en el aire.
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