Era una vez un par de hermanos, en un lejano país del cono sur, que querían ser 'rockeros' famosos. Cuentan los que saben que este par de carnales tenía la fortuna de contar con un padre político, de buenas relaciones, aunque murió joven. Trabajó en un consulado.
Tras su muerte, las cosas pudieron complicarse en la familia Cavalera. Los hermanos se mudaron a Estados Unidos y aunque el futuro no parecía tan promisorio, lograron formar una banda que a la postre se hizo la más representativa de su país en el tipo de música que tocan.
Sepultura se fracturó en 1996. El 16 de diciembre de ese año, tocaron su último concierto juntos, la alineación del éxito, en la Academia Brixton de Londres. De ahí salió Under a Pale Grey Sky, un disco doble que editó la disquera Roadrunner Records (porque tenía los permisos) derivado de esa presentación, pero que no está incluido en la discografía oficial de la banda. Ese concierto cerró la gira del álbum Roots, de 1996.
Sepultura desapareció… para muchos de nosotros. Así somos, tan 'trues', tan ridículos. A muchos no nos interesó lo que hiciera el grupo sin su 'frontman', Max Cavalera. Años después, Igor, hermano y baterista, abandonaría la banda también. Los dos hermanos duraron sin hablarse unos 10 años, más o menos, hasta que hicieron las paces. Hoy, incluso, andan de gira por México y Sudamérica rememorando el mencionado álbum de hace más de 25 años.
1996, días de preparatoria. Prepararse para la vida futura, vida de adulto, vida de mie…a. En ese entonces, no sabíamos la vorágine de lo que vendría y solo nos ocupábamos en juntarnos para escuchar música y decir babosadas. Roots marcó un antes y un después. Primero, porque la banda quería regresar a su natal, al menos en sonido, incluyendo ritmos étnicos y "tribalescos" (si se me permite la expresión) quizá un poco removidos por la nostalgia y para compensar ese alejamiento cultural. ¿Nos gustó? 50 % sí y 50 % no.
Luego, fue la época de la ruptura; dejando de lado a Max, el resto de la banda rompió relaciones con la mánager (esposa del vocalista) y cada quien tomó rumbos diferentes. Las cosas nunca volvieron a ser iguales para nadie. Musicalmente, el disco de Roots fue lanzado cuando más fama tenía Sepultura y, al mismo tiempo, casi sin saberlo, marcó la tumba para un grupo de seguidores. Sin embargo, tiene temas muy importantes para la banda y el 'thrash'. Roots Bloody Roots, por ejemplo.
Max e Igor Cavalera ya lo han hecho antes; reunirse, girar, levantar nostalgia. Reconciliarse con quienes no pudieron verlos sobre un escenario antes de 1996. A la querida Comarca, vinieron por ahí de mayo de 2007. Quedaban Paulo Jr. (bajo) y Andreas Kisser de la alineación original. Recuerdo bien los tines de Kisser del Sao Paulo FC, uno de los equipos de futbol más laureados de la liga paulista.
Los Cavalera 'Bros' estarán este jueves 21 en Monterrey, en reconocido lugar del Barrio Antiguo (donde el fin de semana pasada se presentó, como mucho éxito, La Castañeda, celebrando 33 años desde su nacimiento como banda) y claro que me interesa estar. Será que envejezco y no me quiero ir sin despedirme de las bandas que me acompañaron durante mi adolescencia. "Pero esta es media banda", dirían algunos. Tal vez sí, pero son la parte medular de una época que no volverá y no quiero perdérmelo. Como invitado especial, se les une Dino Cazares.
En esta época de tirar 'hate' a diestra y por todos lados, tan se le puede odiar a los Cavalera, como al intento de resurrección de Pantera (yo estuve en "el concierto de las sillas voladoras"), como a que una serie de TV para jóvenes adolescentes, o jóvenes adultos (ya no se sabe para quién) utilice una canción emblemática de mitad de la década de los 80 para generar audiencia y comentarios al por mayor. Ya no se sabe qué está bien y qué está mal; hoy todo molesta.
A mí, por ejemplo, me encanta que la televisión, cine y 'streaming' de hoy recurran a la música que me emociona, porque me vuelve a emocionar. Me gusta saber que existe la posibilidad de volver a escuchar las grandes canciones de Pantera en la voz de Phil Anselmo o que pueda recordar cómo un solo disco de 60 minutos sea tan variado y emotivo como el Servicios Generales II, interpretado en su mayoría por sus autores, La Castañeda, la noche del 9 de julio en el "Iguana Bar". Por lo pronto, quedémonos con los dos carnales.
Lo de hoy, es la nostalgia... Y lo de ayer. ¡Salud!
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