Luego del 4-1 en el Corona ante San Luis, el pasado 28 de agosto, me topé a Rafael Figueroa rumbo al sótano del estadio. "Ey, Rafa", le dije mientras le extendía el puñito para saludarlo, "Ahí la llevan". Serio, pero sin dejar de ser amable y contestar el saludo, me respondió: "Todavía falta. Vamos bien, pero falta mucho todavía". Y se fue repitiendo aquello en voz queda: "Aún falta mucho, aún falta mucho…".
Me parece que la imagen del auxiliar de Eduardo Fentanes representa a todo el cuerpo técnico. Por una parte, saben que lo están haciendo bien, pero al mismo tiempo están muy conscientes que de nada sirve ir bien ahorita si al final, en liguilla, el tren se descarrila.
Rafa bajó las escaleras a paso veloz, algo eufórico después de un triunfo más en casa, donde repitieron semanas después contra Necaxa. En el intermedio, también les tocó ganar en Tijuana y caer en Pachuca. El torneo ha sido vertiginoso hasta ahora. Los aficionados no sabemos cuándo hay juego y cuándo no. Qué jornada se juega. Por qué hay partidos en viernes, martes, domingo. Por qué se repite en casa. Por qué ya se jugó casi toda la jornada 16 cuando vamos en la 13 y faltan partidos de jornadas 6, 8...
Por si fuera poco el desastre en la calendarización, las transmisiones son tema aparte. De la jornada que comenzó ayer, por ejemplo, solo dos partidos serán transmitidos por televisión abierta. ¡Solo dos y en fin de semana! Vaya si no es un desastre. Partimos a 3 o 4 aplicaciones y plataformas si no perdernos ningún partido de la Liga MX. Hoy, sale más barato ver los 480 encuentros de la Liga Premier que seguir nuestro pintoresco futbolito mexicano.
Eso, a los protagonistas, no les ha de importar tanto. Mucho menos al "tal Fentanes", que tomó las riendas del equipo en el torneo pasado cuando el mar estaba revuelto y que hoy, pese a que ya lo querían correr en la jornada 5 o 6, ha podido calmar esas turbulentas aguas. Siempre amable, bromista y sonriente ante la prensa, enjundioso, el director técnico del equipo Santos ha sabido lidiar con imponderables. Le importa poco que lo critiquen tanto, que le digan que no es digno de un equipo de Primera División. Fentanes se ha dedicado a lo suyo; busca aprovechar su gran oportunidad. Y ahí la lleva… hasta hoy.
El entrenador del equipo varonil de la institución albiverde ha tenido que sortear con bajas intempestivas del barco, como la del "Huevo" Lozano o la de Jordan Carrillo. Con lesiones eternas (Ayrton Preciado) o misteriosas (Mateus Dória). Con suspensión por acumulación de tarjetas (Gorriarán). Incluso, ha tenido que improvisar, como jugar con Prieto en posiciones que pocos esperaríamos. Además, se la ha jugado con sentar a jugadores que parecían inamovibles para luego meterlos de a poco al campo y que le den resultados.
Eduardo Fentanes va aplacando al cada vez más exigente público santista, que ahora se ha enfrascado en un infructuoso debate para encontrar las razones de por qué el Corona recibe a menos pobladores en sus gradas conforme avanza el torneo; la baja asistencia (señalada puntualmente en la voz de Rafa Rosell) ha dividido opiniones y la pelea es ya entre aficionados (7,970 en el más reciente encuentro).
Y pese a todo, hoy Santos no baja del tercer lugar, disputando de tú a tú con equipos que en nómina lucen superiores. Falta ver que pueda derrotarlos en enfrentamientos directos. Ya se verá el próximo miércoles en su visita al Azteca, o mejor aún, en fase de liguilla.
América y Monterrey aseguraron su presencia en la fase final, no tardará Santos en hacerlo también. Entonces, veremos hasta dónde llega la "apuesta Fentanes". Por hoy, podemos ir en paz.
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