Aunque no ofreció detalles sobre las obras inducidas, tiempos, costos, estimación; ni si quiera si ya se había puesto de acuerdo con las empresas federales que tendrán que intervenir en el proyecto, el Secretario de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Movilidad de Coahuila, Miguel Ángel Algara, anunció con bombos y platillos las obras del "Sistema Vial Cuatro Caminos", que tendrán un costo aproximado a los 500 millones de pesos, y beneficiaran, según estimaciones de la propia secretaría a cerca de 70 mil vehículos, particulares, claro está.
Lo curioso es que el propio secretario sentencie en reuniones particulares, lo mismo con cámaras, representantes de la iniciativa privada, que funcionarios estatales y municipales, que la obra insigne en la región Laguna, del ex gobernador y actual representante de los diputados del PRI en el Congreso de la Unión, Rubén Moreira, nació muerta y no vera la luz, al no significar negocio para los transportistas laguneros, lo que sigue dejando en el limbo a las más de 300 mil personas, que tendrán que seguir esperando que se dignifique el "transporte público" en la región, que como siempre, golpea a la clase menos favorecida.
Algara anunció un calendario de obras cercano a los 18 meses, pero no entregó detalles del calendario de las obras inducidas. Cuánto se tardara en mover las redes de drenaje y agua del Simas Torreón, las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad, o la infraestructura de fibra óptica de empresas particulares como Telmex, obras que por lo general miden su tiempo de forma distinta a las autoridades estatales. Incluso, según fuentes cercanas a la CFE, ni siquiera han solicitado reuniones de trabajo para evaluar el tema. Eso sin mencionar lo poco claro que fue al presentar las rutas alternas para manejar el tráfico del sector durante los trabajos.
Lo curioso es que el funcionario estatal, parece olvidar que el propio Gobernador Miguel Riquelme, su jefe, es quien ha prometido que antes de concluir su sexenio entregará el sistema de transporte público. Más cuando la obra civil ni siquiera fue costeada por los transportistas, se realizó con recursos públicos, más de 500 millones de pesos a fondo perdido. Así que asumir por De facto, que la obra no verá la luz, no solo es contradecir a su jefe, sino sentenciar a que los ciudadanos de La Laguna de Coahuila, sigan recibiendo el trato que no se merecen por parte de quienes manejan el transporte en la región.
El plazo perentorio que entregó Banobras, luego de infinidad de aplazamientos, el último a mediados de 2021 cuándo se concedieron 15 meses más de plazo al proyecto, obliga a las autoridades a que el Metrobús este operando el próximo mes de octubre, sino, según las clausulas del propio Banco Nacional de Obras y Servicios se tendrían que regresar los cerca de 470 millones de pesos invertidos a la federación, por lo que no se entiende porque el secretario coahuilense parece estar más del lado de los transportistas que de los ciudadanos, quienes a final de cuentas, son los que terminan pagando los platos rotos.
Si los tiempos de Dios son perfectos, los de los hombres indefinibles, los de la burocracia, al menos en la evidencia, inteligibles. Con los problemas de semiconductores, la guerra en Ucrania y por supuesto las implicaciones que está trae al mercado, una pregunta valida es, de dónde sacarán al menos 60 0 70 de los 400 camiones que se necesitan para arrancar el metrobús, solo que ya los hubieran pedido, en silencio, para restarle los tres meses en promedio que se tardan las empresas en entregar las unidades y ajustarse al tiempo de Banobras.
Sin duda, cualquier obra de infraestructura que ayude a mejorar la calidad de vida de los habitantes de una región, es y será buena. Paciencia deberá tener la ciudadanía, que suele desesperar con las molestias naturales que una obra ocasiona. Y por si las dudas, habrá que pedirle a los partidos políticos de todos los colores que no vayan a utilizar el tema como botín electoral, más aún cuando el próximo año se definirán las candidaturas para la gubernatura de Coahuila.
En calidad de mientras, habrá que pedirle al secretario una explicación razonable de la situación actual del metrobús, que cada día que pasa se parece más a la sinfonía de Schubert, "La Inconclusa". Y tienen razón quienes dicen que debería ser un tema de la administración municipal de Torreón, pero como desde siempre ha sido un compromiso del actual gobernador de la entidad, parece tener más solución en ese ámbito que en el municipal, aunque lo bueno sería que Miguel Algara, tuviera el mismo optimismo de su jefe, el gobernador Riquelme.
@uyohan