Coahuila, al igual que la mayor parte de los estados del país, han tratado de implantar políticas públicas de equidad de género, principalmente con la intención de que más mujeres adquieran mejores condiciones laborales y puedan acceder a puestos claves de la administración pública. Al menos la intención ya está en lo constitucional, sin embargo, instituciones relevantes en la vida de los coahuilenses, siguen sin admitir que una mujer este al frente de ellas, como la Universidad Autónoma de Coahuila, que en más de medio siglo de historia, solo han contado con rectores hombres.
Actualmente la UAdeC es la universidad con mayor número de estudiantes en la entidad, y de 37 mil 406 alumnos matriculados, el 58 por ciento son mujeres, más de 21 mil 800. El 54 por ciento del personal docente de medio tiempo y tiempo completo son mujeres. El 61 por ciento de quienes integran el Consejo Universitario son mujeres. A la fecha 21 de 59 titulares de la dirección de escuelas y facultades son mujeres. Y prácticamente el número de investigadores es igual entre mujeres (49.7) y hombres (50.3).
En humanidades o ciencias, en formación media o altas especializaciones, son cientos de investigadoras las que han trabajado por hacer de esa institución de educación pública, un espacio académico de calidad para quienes no tienen acceso a la educación privada. Mujeres que han transitado un largo camino que las lleva hoy a presumir estudios de doctorado, post doctorado e investigaciones que les ha permitido ser referentes educativos dentro y fuera de Coahuila.
Si la universidad aplica el modelo de selección directiva que tanto ha presumido, elecciones libres, públicas y democráticas, una mujer candidata a la rectoría tendría en porcentaje más posibilidades de un triunfo que un candidato hombre. Sobre todo, después de haber desplazado a ese pequeño grupo político de Saltillo que tenía secuestrado el poder en la máxima casa de estudios de Coahuila y que durante décadas no ha permitido que una mujer sea rectora.
Demostrado queda, que en todas las unidades académicas de la UAdeC existen perfiles suficientes para ocupar el cargo. Tanto en formación como experiencia. Y si una institución de tanto peso en la vida del estado quiere convencer lo que tanto inculca en las aulas a sus estudiantes, la equidad de género, sería bueno que empezara por poner el ejemplo, que insisto, en Coahuila existe como política, al menos en lo constitucional, aunque en la realidad las viejas prácticas se resistan.
Siempre se ha sabido que la selección del rector de la universidad tiene un tinte histórico político, pero aún así, eso no debería ser impedimento para terminar con ese patriarcado. Si la cuota de género obligó a los partidos políticos a postular a los cargos de elección popular a igual número a mujeres que hombres, no es claro porque aún existen instituciones que se niegan a este cambio, más cuando al menos moralmente deberían estar considerándolo como una práctica ya normalizada.
No se trata de un nombramiento más, porque al menos en el papel es la comunidad universitaria la que elige, y cuando se cuenta literalmente con cientos de perfiles calificados para el cargo, ya debería ser hora de romper con esa mala tradición. Construir un modelo de identidad para las miles de mujeres jóvenes que hay se forman, vale más que muchos discursos académicos que se repiten año con año en sus aulas y tratan de convencer que vivimos en una sociedad con equidad.
Un tema por demás importante para poner sobre la mesa, y si no es con la actual administración estatal, al menos se debería plantear en la discusión que tendrán a partir del próximo año quienes a mi juicio se disputaran la gubernatura de Coahuila, Ricardo Mejía Berdeja, de Morena; y Manolo Jiménez, del PRI. Sus plataformas políticas en materia de equidad de género resultarán fundamentales para convencer a una parte importante del electorado de Coahuila, y aunque se hable de la autonomía de la universidad, el factor político según la historia de esa casa de estudios pesa más.
El papel de la universidad pública en cualquier sociedad latinoamericana debe estar más allá de los asuntos políticos. Su existencia ha permitido que millones de familias desde mediados del Siglo XX hayan logrado transformar su entorno gracias al título que les permitió tener mejores condiciones laborales. Y en una pequeña revisión histórica, fueron precisamente en las universidades públicas donde se ganó la batalla para que las mujeres accedieran a la educación en las mismas condiciones que los hombres.
Si verdaderamente Coahuila, como estado progresista y pionero en los matrimonios igualitarios, la adopción, el cambio de identidad y la equidad de género, entre otros temas, quiere demostrar que sus políticas no son únicamente para el papel, en la rectoría de la UAdeC, tiene sin duda un fértil campo de oportunidad.
@uyohan