La última crisis económica severa en México sucedió en 1994, hace casi treinta años y antes de esa las más profundas fueron las de 1982 y la de 1976.
Esto podría explicar el por qué muchos ciudadanos ven como una posibilidad remota que nuestro país pueda caer en una nueva catástrofe económica o financiera a pesar de algunos indicadores.
Excluimos intencionalmente la crisis de los años 2020 y 2021, producto de la pandemia, porque se trató de un trance que afectó al mundo entero, no fue sólo interno, y que a pesar de los errores cometidos por la autoridades se logró superar en poco tiempo.
Esto a diferencia de las crisis anteriores, especialmente las de 1982 y 1994 que dejaron al país sumido en la ruina durante al menos cinco años.
Viene lo anterior a cuento porque si hacemos cuentas resulta que quienes hoy tienen 45 años de edad o menos no vivieron de cerca la última crisis y da la casualidad que el grupo de votantes mexicanos en las edades de 18 a 45 años suman alrededor de 55 millones, es decir casi el 60 por ciento del padrón total.
De acuerdo al corte del pasado 10 de febrero, realizado por el Instituto Nacional Electoral, el total de votantes mexicanos registrados asciende a 94,229,586 de los cuales 93,685,468 corresponden a territorio nacional y 544,118 a mexicanos en el extranjero.
Quizás esto explica la tozuda insistencia del gobierno morenista de alabar cualquier logro del régimen por mínimo que sea y echar tierra todos los días a las administraciones anteriores bautizadas como la época neoliberal.
Desde luego ningún morenista y menos el presidente López Obrador reconocen que fueron los gobiernos neoliberales los que sacaron al país de las crisis recurrentes y que impusieron orden y disciplina al manejo de la finanzas públicas.
Que algunos cayeron en grandes escándalos de corrupción también es realidad al igual que gobiernos como el de Enrique Peña Nieto fueron exageradamente frívolos, complacientes con la corrupción e ineficientes en la seguridad pública lo que dejó el camino fértil para la llegada del régimen populista de López Obrador.
Lo que tenemos que ver con mucho cuidado de aquí a las elecciones del 2024 es el panorama general de México que cada día se descompone más especialmente en materia política, social, educativa y de seguridad, sin dejar de lado el estado de derecho amenazado por este régimen autoritario al igual que la división de poderes.
A ello hay que sumarle la entrega a las fuerzas armadas de sectores estratégicos del país como los puertos, las aduanas, los aeropuertos, la seguridad pública y recientemente el espacio aéreo. Esto hace recordar los regímenes comunistas y dictatoriales del pasado.
La economía se ve afectada por una deuda pública creciente que en el 2022 cerró en 13.5 billones de pesos contra 10.5 billones de 2018, además las finanzas públicas se han debilitado por la desaparición de fideicomisos y por el gasto descomunal en los proyectos improductivos del tren Maya, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto Felipe Ángeles.
Hay algunos espejismos como las inversiones del exterior que crecieron el año pasado pero no las internas que son las más importantes. Lo mismo ocurre con el super peso que goza de una fortaleza envidiable pero debido en buena parte al diferencial de tasas de interés en México con respecto a Estados Unidos y a la llegada de volúmenes históricos de remesas.
Algunos recordarán que previo a la crisis de 1994 el peso registró niveles favorables por la llegada masiva de divisas para comprar los famosos Tesobonos con altas tasas de interés en dólares.
Esto se revirtió con el levantamiento en Chiapas y los crímenes políticos que provocaron una enorme desconfianza y con ello la fuga de capitales que derivó en la devaluación del peso.
Un factor más, quizás el más importante, es la inseguridad que priva en México, el dominio y la violencia del narco son cada vez más graves y podrían enredar seriamente las elecciones presidenciales.
Muy complicado, pues, el panorama aunque el inquilino de Palacio pregone que todo va bien.
NOTICIA FINAL…
Fue sin duda uno de los mejores partidos de Super Bowl aunque no estamos de acuerdo en evadir un touchdown para consumir tiempo como lo hizo Kansas City… Por cierto el show de medio tiempo dejó mucho que desear, Donald Trump lo calificó como "el peor espectáculo en la historia", Rihanna hizo los suyos pero los bailes de sus comparsas fueron deplorables.
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