Tiempos políticos y electorales álgidos y por demás interesantes vivirán de manera simultánea México y Estados Unidos durante los próximos meses y especialmente en el 2024.
Como sucede cada doce años, los comicios presidenciales de ambas naciones coincidirán el próximo año, aunque con una diferencia de meses.
En nuestro país votaremos para presidente el domingo 2 de junio mientras que en el vecino país del norte las elecciones se llevarán a cabo el martes 5 de noviembre.
En México el nuevo presidente tomará posesión el día 1º de octubre del año entrante en tanto el primer mandatario norteamericano que podría ser reelecto habrá de asumir el cargo el 20 de enero del 2025.
Como algunos recordarán, el Congreso mexicano reformó el calendario sexenal en febrero del 2014, se adelantó dos meses la salida del actual mandatario con el ánimo de reducir el largo tiempo que existía entre las elecciones y la toma de posesión del 1º de diciembre, prácticamente eran seis meses, en lo sucesivo serán cuatro meses.
En este año y medio de lucha electoral y de campañas viviremos de todo como ya lo estamos viendo, muy en especial en nuestro México donde se dio rienda suelta a la sucesión presidencial por el partido en el poder y muy pronto ocurrirá lo mismo en los partidos de oposición.
La pasarela de las llamadas "corcholatas" ha iniciado así como la infame danza de "chapulines" que no es otra cosa que la renuncia o solicitud de licencia para cargos públicos y electorales con el ánimo de aspirar a nuevas posiciones.
Se trata sin duda de un momento denigrante en el servicio público mexicano toda vez que los políticos demuestran su poco amor y compromiso a los puestos adquiridos. Además, los programas de gobierno se truncan dramáticamente en aras de seguir dentro de la nómina oficial.
¿Se imagina usted quién estará pendiente en los próximos doce meses de los planes de salud, de la educación, del combate a la pobreza y la corrupción, cuando miles de supuestos servidores públicos andarán persiguiendo el anhelado "hueso"?
En Estados Unidos es un tanto distinta la carrera presidencial porque en primer lugar se desarrolla en tiempos más reducidos, los candidatos presidenciales será elegidos durante las convenciones de los partidos en el verano del 2024.
Los republicanos tendrán la suya del 15 al 18 de julio mientras que los demócratas realizarán su convención del 19 al 22 de agosto en Chicago, Illinois. Serán menos de cuatro meses a las elecciones de noviembre mientras que en México el partido Morena anunciará a su candidato presidencial el próximo 6 de septiembre, es decir nueve meses antes de los comicios.
Otro punto importante, sin duda polémico, es el hecho de que los políticos norteamericanos no están obligados a renunciar a sus cargos para competir en una elección. Si Joe Biden es el candidato demócrata se mantendrá como presidente durante toda la campaña, lo mismo si el gobernador de Florida, Ron DeSantis, resulta candidato a la presidencia o la vicepresidencia por el partido Republicano.
Al final del día habrá que observar dos áreas claves en este empalme de campaña. Una si existen simpatías y buena química entre los candidatos ganadores de ambos países lo que podría coadyuvar a que las relaciones de ambos gobiernos inicien por buen camino lo que muy pocas veces ha ocurrido. Quizás Vicente Fox y George Bush la llevaron bien en los primeros meses, pero luego de los ataques del 11 de septiembre se echó por la borda la relación.
Por el contrario Enrique Peña Nieto recibió un pésimo trato por parte de Donald Trump a pesar de que el mexiquense le abrió las puertas de Los Pinos en plena campaña del magnate. En cambio, López Obrador inició con el pie derecho su relación con Trump no obstante las diferencias ideológicas tan marcadas.
Como lo narra en su libro "El oso y el puercoespín", el ex embajador Jeffrey Davidow sostiene que la relación de México con su vecino del norte siempre ha sido tortuosa y que, a pesar de haber madurado con el tiempo, sigue siendo tensa y seguramente lo será durante muchos años más.
NOTICIA FINAL…
Corren apuestas sobre quién será el sucesor de Adán Augusto López en la Secretaría de Gobernación. El subsecretario Alejandro Encinas suena como el favorito, pero no se descarta una sorpresa por parte de AMLO como sería el nombramiento de Alfonso Durazo Montaño, actual gobernador de Sonora, e incluso del otro subsecretario César Yáñez Centeno.
Comentarios a jhealy1957@gmail.com