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La única vez que Josh Allen y Joe Burrow se toparon en un terreno de juego, la imagen de Damar Hamlin luchando por su vida tras colapsar sobre el césped de Cincinnati convirtió el partido en un espejismo trágico.
Tres semanas después, habrá finalmente un nuevo enfrentamiento entre los Bills de Buffalo y los Bengalíes de Cincinnati. Y será por la supervivencia.
Hamlin, quien desde entonces se recupera satisfactoriamente e incluso ha visitado las instalaciones del equipo, se ha convertido en la bandera de unos Bills que llegan al partido de hoy como el equipo más equilibrado de la NFL.
Los Bills llegan al encuentro montados en una racha de ocho victorias y con la segunda mejor ofensiva y defensiva en puntos totales como escudo. Con Allen al mando, Buffalo ha anotado al menos 32 puntos en cada uno de sus últimos cuatro partidos.
Quizás el mejor augurio para los Bills sea el hecho de que han encontrado el camino a la victoria a pesar de que han perdido al menos tres balones en cada uno de sus últimos tres partidos, en los que Allen ha lanzado cinco intercepciones en total.
Pero deben tener cuidado de no darle oportunidades ni posesiones adicionales a unos Bengalíes que están armados para cualquier tiroteo. Burrow y el explosivo receptor Ja'Marr Chase, que encabezan la quinta mejor ofensiva aérea de la liga, han comandado a Cincinnati a nueve triunfos seguidos y saben lo que se requiere para ganar en playoffs.
Después de todo Burrow, con apenas 26 años, ya es el quarterback con más triunfos en postemporada en la historia de la franquicia.

CON SABOR A REVANCHA
El aroma de la venganza. La neblina de la nostalgia y los vientos de la historia soplarán sobre el área de la Bahía de San Francisco. No se puede esperar menos de la novena edición de un duelo de playoffs entre Cowboys y 49'ers.
Y será un encuentro de paradojas. ¿Qué sucede cuando una fuerza incontenible choca contra un objeto inamovible? La respuesta llegará la noche del domingo.
En los 12 partidos desde que el quarterback Dak Prescott reapareció tras una lesión en el pulgar en la semana 7, los Cowboys han promediado 35,2 puntos por encuentro, han ganado nueve partidos y se han catapultado como uno de los ataques más peligrosos de la liga.
La temporada pasada, un equipo de Dallas que acabó con la ofensiva más prolífica de toda la liga vio rotas sus esperanzas de alcanzar su primer Super Bowl en más de un cuarto de siglo cuando los 49'ers lo eliminaron en la ronda de comodines por 23-17, en lo que fue el segundo triunfo consecutivo para San Francisco sobre los Cowboys en playoffs.
Ahora, equipados con Prescott, el receptor CeeDee Lamb (107 recepciones, 1,359 yardas y 9 TDs) y la dupla de corredores de Tony Pollard (1,007 yardas, 9 TDs) y Ezekiel Elliot (876 yardas y 12 TDs), los Vaqueros buscan cambiar la historia. Y van a necesitar todos los recursos a los que puedan acceder ante la mejor defensiva de la NFL.
San Francisco permitió apenas 16,2 puntos por encuentro y terminó la campaña como segundo en robos de balón (30), primero en intercepciones (20), segundo en yardas por tierra admitidas. Pero los 49'ers son mucho más que una muralla. Son un equipo que ha encontrado soluciones en la ofensiva en la fuente más inesperada, el último jugador seleccionado en el pasado draft, el quarterback Brock Purdy.
Los 49'ers no han perdido en sus últimos 11 partidos, racha que coincide con la llegada del versátil corredor Christian McCaffrey en un canje con Carolina. McCaffrey (11 touchdowns totales) se ha sumado al ala cerrada George Kittle y a los receptores Deebo Samuel y Brandon Aiyuk para aportar a San Francisco una de las ofensivas más dinámicas de la NFL.
Pero todos los ojos se han centrado en Purdy, quien tomó la titularidad en los últimos cinco partidos de campaña tras la lesión de Jimmy Garoppolo y quien no conoce sino el éxito en la liga. El mejor ejemplo fue su presentación en playoffs la semana anterior, cuando se convirtió en el primer novato con cuatro touchdowns en un encuentro de postemporada.