Tras la eclosión del "Fenómeno Xóchitl" cinco aspirantes presidenciales que se supieron rebasados renunciaron a las filas del Partido tricolor, mismo en que habían militado por más de 30 años. Nos referimos en este caso a Claudia Ruíz Massieu, Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila, Omar Fayad y Alejandro Murat.
En el caso de los resentidos que huyen junto con sus huestes no hay mucho que decir salvo la trayectoria paupérrima que de antemano los descalificaría no sólo para aspirar a la Presidencia sino hasta para intendentes de una Secundaria rural.
En el caso de Claudia se le recuerda no solo por beneficiarse de su apellido sino por haber sido quien por instrucciones del presidente Peña-según queja de la militancia- entregó la estructura nacional del PRI para que el Presidente López pudiera ganar la trágica elección del 2018; con Osorio Chong comparte la responsabilidad histórica de, pese a fungir como Secretario de Gobernación durante aquel sexenio, no haber impedido el ascenso del tabasqueño a sabiendas de los vínculos y financiamientos oscuros de su campaña. En el caso de Eruviel pesa sobre él la designación infortunada de Alfredo del Mazo como sucesor que terminó entregando la elección de Edomex a cambio de una Embajada, al igual que Fayad, Murat y otros tantos impresentables.
Sin embargo, la renuncia de Murat se presenta más espinosa que la de sus compañeros de rabieta ahora que la Fiscalía General de Oaxaca y la Consejería Jurídica confirmaron una orden de aprehensión contra su ex funcionario Carlos Humberto Avilés Álvarez, por el delito de ejercicio ilícito del servicio público y venta de plazas en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Oaxaca.
Respecto a esta desbandada vergonzosa se pronunció el Gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, lanzando una dura crítica a sus excompañeros de Partido que, al no estar conformes con las reglas para la selección del candidato de oposición a la Presidencia de México, se bajaron de la contienda y renunciaron al Tricolor.
Conforme a su criterio, los llamó "llorones" y "disidentes" del Partido que siempre los benefició al convertirlos por dedazo o por decisión de consejeros en diputados locales, federales, alcaldes y hasta en gobernadores a muchos de ellos, quienes ahora se inconforman por un procedimiento interno y transparente que -por su naturaleza abierta- no les favorece: "Cuando se entra a la competencia de un cargo público se debe uno sujetar a las reglas, sea el método que sea, entonces ¿Por qué llorar?...¿No conocían las reglas del juego?", planteó para enseguida cuestionar cómo es posible que quienes hasta hace poco integraban la Alianza opositora en algún momento ocuparon cargos no sólo de elección popular, sino hasta por la vía plurinominal, y como entonces "sí les gustaban las reglas".
Luego de reconocer la necesidad de recabar firmas de apoyo suficientes por parte de la ciudadanía como condición para aspirar a la candidatura presidencial, tras cuestionar la falta de logros que celebrar por parte del Presidente López, el Gobernador de Coahuila subrayó el potencial enorme de su Partido como institución de apoyo al país y dijo estar seguro que muy pronto y de nueva cuenta recuperará su fuerza, porque de ahí han emanado las instituciones públicas que ahora se destruyen.
Con lo anterior, en virtud de los resultados en su entidad -además de la no entrega de la Gubernatura a MORENA ni al Crimen organizado- Riquelme emerge no solo como el gran operador político de carrera que siempre ha sido sino también como un ganador a nivel nacional, al igual que como el relevo natural y necesario para ocupar la Dirigencia Nacional del PRI, y quizá como el único capaz de brindarle al Frente por México el impulso para llevar esta Alianza a buen puerto, con miras a las elecciones del 2024.