No es por comida que nos quieren, aunque agradecen mucho que los alimentemos, creo yo que tampoco nos quieren por la compañía que les hacemos, ni tampoco por nuestro físico o por nuestra condición económica, más bien creo que lo hacen porque nos ven, como si el cariño que ellos nos dan fuera para nosotros el complemento perfecto, la dosis exacta de alegría para nuestra vida cotidiana.
En muchas ocasiones he visto perros siguiendo carritos de mulas por toda la ciudad, con la nobleza y lealtad característica de un perro criollo, los he visto seguir fielmente a personas indigentes, con el único fin de darle protección y cariño a sus amos a cambio solo de una caricia o una demostración de afecto ocasional.
Recientemente, leí por ahí, algo que me hizo pensar, pues decía “El único cariño que no puedes comprar es el de un perro”.
Y es que el cariño que un perro te da, no lo puedes comprar, pues es un sentimiento único e inexplicable muchas veces. ¿En cuántas ocasiones no llegas a tu casa cansado, después de un día de mucho trabajo problemático y sin ánimo, para ser recibido inmediatamente por tu perro invariablemente con movimientos exagerados de su cola, con ladridos o saltos de alegría?, ¿Cuántas veces te sientes triste, después de algún evento negativo que te sucedió, después de haberte sentido incomprendido o mal pagado y al llegar tu perro con sus muy peculiares expresiones de cariño, te hace sentir que el si te quiere y te comprende, y después de jugar un rato con él, te relajas y piensas siempre que será un día mejor?
Al observar la relación de un niño y un perro, vemos la identificación perfecta entre risas, saltos y ladridos para terminar siempre con un lengüetazo de parte del perro y un abrazo de parte de un niño, quien es beneficiado a través de este cariño, pues le ayuda a mejorar la forma de relacionarse con su entorno y con las personas que lo rodean.
Viendo todo lo anterior, me quedo pensando ¿cómo es que las personas se atreven a abandonar en la calle a su suerte a sus mascotas, en lugar de hacerse responsables de ellas? Deberían de pensar antes de hacerlo que damos un pésimo ejemplo a nuestros hijos y que sin querer la vida nos puede aplicar a nosotros “la ley del Talión”. Y ahora para terminar una gota de filosofía: LA VIDA ES ESO QUE PASA, MIENTRAS TU ESTAS HACIENDO