Con el inicio del año inician los propósitos de una buena condición física y con ello el inicio de actividades deportivas, el colegio americano de medicina del deporte recomienda como mínimo tres sesiones de actividad física continua de no menos de 30 minutos de duración, antes de iniciar la actividad es recomendable realizarse un examen médico para detectar situaciones que pueden poner en riesgo nuestra salud.
Dentro de los exámenes previos al inicio de la preparación física debe considerarse un estudio adecuado de la función cardíaca, tanto para determinar primordialmente el estado de salud cardiovascular como para saber de qué base física se partirá para iniciar el entrenamiento.
El número de carreras atléticas ha tenido un importante aumento en nuestra región, todas ellas con un esmerado trabajo de organización, lo que obliga no solo a los corredores sino también a todo deportista a una preparación responsable, por lo que idealmente la prueba de esfuerzo se debería de incluir todo examen médico deportivo, repito que aparte de la medición del riesgo cardiovascular como un aspecto de suma importancia antes del inicio de todo plan de trabajo.
Recordemos que el examen debe cubrir aspectos relevantes como una historia clínica deportiva, una encuesta nutricional, estudios radiológicos y de laboratorio, además de estudios especiales como una antropometría y pruebas funcionales que incluyan un electrocardiograma, prueba de esfuerzo y pruebas de función respiratoria (espirometría).
La prueba de esfuerzo es un estudio común que se utiliza para determinar la función cardíaca durante el ejercicio, este estudio se puede realizar en una banda o en un cicloergómetro y por lo general, dentro del protocolo de estudio más común consta de 7 etapas de 3 minutos cada una, a diferente grado de velocidad o resistencia y a diferentes grados de inclinación, basando su evaluación en la progresión de la capacidad o resistencia para adaptarse al ejercicio, y la capacidad de recuperación de acuerdo al tiempo transcurrido de la prueba, midiendo el grado de capacidad física de acuerdo al consumo máximo de oxígeno (VO2 máx) y de METS (unidad metabólica de esfuerzo). Este estudio se complementa en caso de encontrar la sospecha de alguna anomalía estructural con un estudio de ultrasonido, el cual permitirá valorar las estructuras cardíacas y los gradientes de expulsión de válvulas y cavidades del corazón.
No pase por alto este importante aspecto del entrenamiento invisible, que nos permite medir los riesgos cardiovasculares y de qué punto partimos en nuestra preparación y por lo tanto los progresos de la misma obtenidos en forma objetiva. Este aspecto preventivo es cubierto en forma adecuada por la Medicina del Deporte, acude a tu médico para más información. ¡Hasta la próxima!