El viernes pasado partió a su seguro encuentro con Dios nuestro Señor mi amigo Simón González Velázquez, a quienes estuvieron cercanos al club Santos Laguna con el inicio de la santosmanía el nombre de Simón les es familiar, también lo es para los amigos, familiares, vecinos y para todos aquellos a quienes tendió desinteresadamente su mano, pues hizo del servir un arte, el viejo Shimón o Simoncho, como en lo personal con cariño lo llamaba, supo ganarse el afecto de todos sus muchachos, unos días antes de su partida me fue llevado por el profesor Sergio Luis Rosas y su vecina Luz Adriana a revisión, con su capacidad visual seriamente disminuida reaccionó con su expresión de siempre con alegría y puedo asegurar que por un momento rejuveneció al escuchar mi voz, su respuesta fue cariñosa como siempre y su pregunta inmediata por sus muchachos.
Muchas anécdotas en pretemporadas, entrenamientos, concentraciones y partidos al lado de nuestros queridos Luis Bretado, Juanito Lara y mi querido viejo don Ricardo Luna, aguantando las bromas de nuestros muchachos, sufriendo derrotas y momentos de zozobra, disfrutando como pocos los triunfos, mostrando su devoción por la Guadalupana a quien colocó un altar en nuestro vestidor del viejo estadio Corona, apreciado por todos en la oficina acompañante de las caminatas después de la cena con Alberto y Gustavo. Servía a todos por igual y con cariño, su pregunta semanal ¿Cuáles le llevo?
Mi respuesta: los de 6 Simoncho por si me barro, consentidor de nuestros hijos, proveedor del café en el momento justo, acompañante en el dolor la palabra de aliento con su "no se preocupe Docky", en espera de cumplir la cábala al final de la pretemporada, siempre dispuesto a recibir con alegría junto a Juanito en la utilería, víctima predilecta de Pedro y Lupe, consentidor de Ramón y Nico, querendón del flaco y de Rodrigo, consentido de Paco Gabriel quien lo apoyaba para dar un festejo a los niños de Carolinas, vecinos de nuestra amada casa el viejo Corona.
¿Cuántas cosas que contar? ¡Un libro! Prefiero tantas cosas que agradecer, tu cariño por mis hijas, tus palabras de aliento ante el momento grave de enfermedad de mi padre con tu pregunta ¿Por qué viajó Docky? Tu cariño por la tía China, la colocación de la banda negra de luto en mi camisa ante la muerte de mi padre, tu afecto y cariño desinteresado, el café y el pan tu felicitación sincera y tu acompañamiento a mi salida, viaja tranquilo viejo Shimón, te esperan amigos muy queridos y espero me tengas mi café, ya sabes sin azúcar y si ya sabes si los Adidas como te lo dije la última vez y como siempre:
¡Los de 6 que hoy me barro! Dios nuestro Señor recibe en su santa gloria a un guerrero. ¡Hasta la próxima!
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