Las imágenes de deportistas caídos en el terreno de juego secundariamente a un evento cardíaco difundidas por los medios de comunicación siempre provoca una espectacular movilización en las estructuras de los organismos e instituciones deportivas, esto ha motivado a la creación del diseño de protocolos de atención y publicación de lineamientos para detectar y prohibir la participación a los atletas con riesgo potencial de muerte por daño cardiaco.
La muerte súbita por enfermedades cardiovasculares es bastante rara, las estadísticas revelan una prevalencia de 1 en 200,000 atletas jóvenes con predominio en: varones, en grupos de edad de menores de 30 años, de etnia afroamericana, en deportes de alta intensidad y de 1 en 1,500,000 en deportistas de diferentes niveles, incluyendo aficionados.
Existen cuatro principales anomalías cardiovasculares relacionadas con los casos de muerte súbita en los atletas, éstas son:
- Cardiomiopatía hipertrófica (corazón anormalmente grande y sus consecuencias)
- Anomalías de la arterias coronarias (congénitas)
- Aneurisma disecante de la aorta
- Estenosis congénita de la válvula aórtica.
La detección se hace a través de interrogatorios clínicos de orientación cardiorrespiratoria y condicionantes farmacológicos; estudios de gabinete con protocolos de investigación intencionada en busca de anomalías en la estructuras anatómicas del corazón por medio de electrocardiogramas en reposo y pruebas de esfuerzo; ecografías cardíacas en el esfuerzo inmediato; tomografías y el seguimiento Holter (monitoreo de la actividad del corazón en 24 horas) en caso de encontrar de alguna irregularidad.
La evaluación médica de pretemporada o precompetitiva, puede detectar algunos de estos factores, pero otros serán un mero hallazgo casual como algunos síndromes de reposo, en que el deportista refiere algún episodio ocasional de desvanecimiento o pérdida de conciencia, o bien otra sintomatología como la falta de aire o historia de dolor precordial. El uso inadecuado de algunos fármacos pude provocar fallas por alteraciones en la conducción eléctrica del corazón, al igual que factores exógenos como el sobrepeso o enfermedades crónicas.
Un evento de paro cardio respiratorio por traumatismo constituye un proceso diferente al del paro cardiaco originado por patología pre existente o causa médica, así se reconoce por las guías internacionales (ILCOR) desde 2015, estos criterios establecen los protocolos de atención para este proceso.
En los eventos deportivos es indispensable contar con elementos preparados para la atención de alguna eventualidad y establecer una vía de traslado ágil al centro hospitalario más cercano en ambulancia debidamente equipada. Sobre el tema la FEMEXFUT a propuesta de varios compañeros médicos desde 2002 obliga a los equipos a tener un desfibrilador automático el cual será de vital importancia para la atención del problema. Y como requisito para el registro del jugador y a manera preventiva, se debe tener el historial clínico que incluya los estudios necesarios para la detección de anomalías funcionales condicionantes. ¡Hasta la próxima!