Con cariño para un viejo amigo, hombre de futbol, Otto Schott.
Tenía razón don Fernando Marcos cuando aseguraba que uno puede entender al periodismo, a los dirigentes, al público, al arbitraje, pero nunca a los jugadores, será porque tienen una vida como juego de máscaras e identidades, porque tienen la tarea de fabricarse una existencia de ficción, porque son seres planos tras sus ventanas y toman su rol satelital alrededor del futbol.
Independiente, el gran rojo de Avellaneda es club histórico en el mundo y héroe argentino. En este tiempo sufre por graves problemas deportivos y administrativos. En un país con brutal inflación los salarios de los jugadores están en el aire. México es un paraíso, como dice Latorre (haces un acuerdo, vas a la oficina en quincena y están tus cheques). En Argentina no hay esa seguridad.
Además, en México los extranjeros ganan mucho más que en sus terrenos.
El muchacho Lucas González vino después de un largo proceso. Está en un equipo como Santos Laguna que le paga mucho más que Independiente y lo hace a tiempo. Sin embargo ha jugado y rendido muy poco. Además se hace expulsar dos veces. La última el domingo en Monterrey golpeando a Gallardo en forma imprudente. ¿Esa reincidencia tiene una forma de justificarse?
Lo propio de la historia sería que Lucas en la semana apareciera ante los medios y diera su versión, sin embargo, la costumbre de Santos es ocultar y enmascarar a quienes fallan así, contando además de que quienes cubren, no indagan, ni preguntan, ni cuestionan a nadie y se deja pasar la oportunidad de hacer periodismo. Ante ese tipo de actitudes, ¿cuál es la responsabilidad del DT? Si acaso es confiar en gente tan irregular. Es el mismo caso de Funes Mori en Rayados. Jugador millonario pero indisciplinado e irresponsable, protegido por Vucetich, experto en excusas. La de este caso para el manipulador don Víctor es solamente "desconcentración".
Los medios regios decían que Rayados tenía la mesa servida al enfrentar a una coladera como Santos que ha recibido más de 30 goles y todo resultó diferente pues de víctima propicia para un club pudiente pasó a dejarlo en ridículo en cancha propia al líder nada menos. Mientras Monterrey utilizó su legión extranjera (7), Fentanes les dio cancha a Mariscal, Diego y Manzanares sabiendo que Cecilio y Emerson están pintados. Con Cervantes y Dória a la baja.
Eduardo Fentanes no salió a la calle antes del domingo, porque muchos pedían su cabeza, pero el muchacho del eterno trajecito azul marino, la camisita blanca y la barbita de cuatro días, hace lo que puede con un grupo tan limitado y con varios que le quitan energía en vez de darla. Se la juega con los chicos porque es valiente y los que dudan debieran tocar arriba para preguntar por quienes recibieron millones de dólares por los pases de Gorriarán y Valdés, las alas del equipo. E igualmente tocar la puerta de la gente de "inteligencia" que ha traído cartuchos sin pólvora, ¿por ignorancia o por falta de recursos? De seguir así, se puede apostar entonces que quienes siguen de emigrar serán Campos y Acevedo.