La lectura en conjunto puede fortalecer el vínculo entre padres e hijos. (Foto: Adobe Stock)
La lectura en general, además de brindar al lector información y un panorama más amplio de la vida por las historias reales y fantasiosas que se exponen, es una experiencia que ayuda a impulsar la imaginación.
Eduardo Nava, educador de museo y clown con alrededor de catorce años de experiencia en cuentacuentos, ve en este género literario una posibilidad de crear vínculos sanos entre los niños y niñas, sus padres y maestros de escuela.
“Estuve en un taller hace unos años cuando el maestro Jef Johnson decía que ‘la cercanía que te hace tener con un niño contarle un cuento, es invaluable’, y más si viene de los padres. En el momento en que tú le estás contando el cuento a tu hijo, él se está sintiendo querido y estás generando un vínculo, lo abrazas de una manera no literal, pero sí emocional, porque le estás dando atención y eso les hace sentirse queridos”, asegura Nava.
Las historias, los relatos y las narrativas breves generan aprendizajes en los menores, ya sea fuera o dentro del aula de clase.
En comparación con la novela, que es un texto con mayor extensión y elementos más desarrollados, el cuento ofrece al estudiante enseñanzas más inmediatas y le exige menor atención, acorde a la naturaleza del pequeño, que en los primeros años de aprendizaje logra enfocar su atención por periodos más cortos de tiempo, en comparación con un adulto.
“El cuento es sencillo, pero no es que sea sencillo de minimizarlo, sino que la atención de los niños es fugaz, entonces las historias cortas y mejor contadas son las que más les gustan”, dice el educador de museo.
Eduardo Nava hace referencia al método Montessori, que enfatiza en los cuentos y los beneficios que crea alrededor del niño, específicamente si se espera que sea en un futuro un adulto con hábitos de lectura, facilidad de imaginación y de pensamiento crítico.
En el caso de los cuentacuentos, que son personas que narran historias con el objetivo de divertir, recrear y difundir ideas, Nava los ve como una posibilidad para acercar más a los niños a las lecturas.
“Las historias son muy importantes porque nos generan aprendizajes. Los cuentos clásicos surgen precisamente para generar un aprendizaje en los niños. El clásico de clásicos que es Caperucita Roja, por ejemplo, te habla precisamente de las personas extrañas, de cómo se transforman y el cuento es como una forma de decirle a los niños de alguna forma que tengan cuidado con ciertas cosas; El gato con botas también nos enseña la perseverancia, Los tres cerditos, el trabajo duro y a la par se van generando valores en ellos”, explica Eduardo.

Ampliando la imaginación y los vínculos afectivos
Desde el momento en que el niño lee un cuento o escucha a alguien leerlo, desarrolla en su cabeza el escenario descrito, aprende a expresarse, hila las palabras y se va generando un interés en él por buscar otras historias extraordinarias o reflejos de su realidad.
En este sentido, es importante que el adulto, ya sea el papá, la mamá o el profesor de sus clases diarias tome el cuento como una herramienta de recreación y aprendizaje en conjunto y un llamado al hábito de la lectura.
“El niño, como cualquier ser humano, busca ser visto, visibilizado, atendiendo a las necesidades de generar vínculos, porque somos animales gregarios. Entonces, es recomendable que desde el cuento más simple, por ejemplo Caperucita Roja, acercarlo de una manera que les llame más la atención, que los hagas partícipes para que se generen aprendizajes significativos. Con eso, los niños van a generar vínculos y van a relacionarlos con el cuento que les gustó conocer y luego van a ir a buscarlo en los libros”, explica Eduardo Nava.

Recomendaciones dentro y fuera del aula
El cuentacuentos Eduardo Nava explica un método conocido que puede funcionar en algunas aulas de clase para que los alumnos se interesen más en las lecturas:
“Hay una técnica muy bonita que hacen algunos profesores y profesores es contarles la historia, pero no contarles el final, para que ellos lo busquen en el cuento. Cuando los alumnos son más grandes, hay que contarles la historia, pero pedirles que cambien el final, que escriban cómo les gustaría que acabara, eso les va a tronar la imaginación sí o sí”.
En casa, muchas veces papá y mamá, por el trabajo u otras actividades, no pueden darse el tiempo de sentarse a contar algún cuento que estimule la imaginación de los más chicos, por lo que los cuentacuentos laguneros pueden ser una buena opción.
Eduardo Nava recomienda buscar los eventos de algunos como Raúl Esparza, Moka Cuentacuentos, Erón Vargas, Rolando Cuentos, Juan Huerta.