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El Estado o el Presidente. Verdad amarga

ENRIQUE SADA SANDOVAL

Trascendió esta semana la exclamación de Francisco Céspedes, célebre intérprete cubano nacionalizado mexicano en los noventas, quien al ser cuestionado sobre la invitación que hizo el Presidente López al dictador cubano Miguel Díaz Canel como "invitado de honor" para presidir las fiestas de la Independencia de México en Septiembre, su respuesta fue un "Ojalá que se muera".

A lo expresado por el artista, tal como era de esperarse, pronto llegaría el intento de réplica aunque no por parte del Primer Mandatario sino por cuenta de la No Primera Dama, Beatriz Gutiérrez Müller, quien más que respuesta trató de espetarle al cantautor diciéndole: "México te ha dado todo…no se te olvide" a modo de amenaza, como si el país se redujera a un solo hombre o como si un Presidente encarnara a la Patria en toda su extensión, esencia y hasta en sus virtudes.

En este caso llama la atención el exabrupto por parte de la esposa del Presidente no por lo que está dice en sí sino por su trasfondo; esto es, que quien detenta el poder-en este caso su marido-viene a ser lo mismo que un Luís XIV cuando en el culmen del despotismo replica "El Estado soy yo"; o peor aún, que el Estado, la Nación y sus instituciones sean reducidos tan solo a un premio u objeto personal y excluyente del que se pueden aprovechar a capricho.

Aún y cuando la frase pudo aplicarse lo mismo a López que al tirano caribeño, poniendo de puntas a los simpatizantes restantes del primero, lo que estos no alcanzan a comprender es el contexto, que no es menos terrible: Cuba como país se encuentra entre una de las naciones más castigadas por el hambre, el autoritarismo y la desigualdad, pero no por culpa de los Estados Unidos-como algunos suelen autoengañarse hasta la fecha-sino por la opresión de los dictadores de izquierda que se les han impuesto de manera ininterrumpida como gobernantes desde Fidel Castro (de 1959 hasta el 2008) pasando por su hermano Raúl hasta Díaz Canel, desde el 2019.

También cabe señalar que el simple hecho de rendirle pleitesía en nuestro país al dictador de la isla fue en dado caso lo que provocó la indignación y el enojo no solo de muchos mexicanos que reprueban la violencia del régimen que allá se vio el año pasado sino de la Comunidad cubana que ha encontrado refugio y libertad aquí; aquellos que en su momento lograron huir con vida de la represión al igual que de la peor de las miserias posibles en la actualidad, algo que también confirmara otro cubano como el mismo Silvio Rodríguez en Canción de barrio, documental realizado por él mismo.

Por si fuera poco, a esta ocurrencia por parte del Presidente de México se suma también su reciente entrega de 40 millones de litros de petróleo junto con alimentos e insumos médicos para Cuba, mismos que lejos de ser destinados para mitigar la hambruna serán usados solo para fortalecer a la Dictadura y mantener el mismo estado de cosas, mientras que en nuestro país quebró el INSABI-desapareciendo 44 mil millones de pesos-se le niegan medicamentos a los niños y adultos con cáncer al igual que presupuesto a las guarderías y los centros para mujeres en situación de violencia

Queda claro que el Estado no es el Presidente ni su camarilla. De aquí que la exclamación de Céspedes, más que un deseo explícito hacia el aludido se interprete como un justo reclamo contra quien tras 18 años de campaña terminó traicionando a sus votantes, hundiendo al país en la vergüenza y la zozobra.

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Escrito en: Editorial Enrique Sada Sandoval editoriales

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