EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

COLUMNA

El sainete de Samuel y la 'cultura del mural'

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

Por haberse tratado de un episodio meramente local, no dejó de sorprender que el país entero haya seguido puntualmente, con morbosa curiosidad y azoro, el grotesco sainete protagonizado por el gobernador de Nuevo León, Samuel García, el pasado fin de semana.

A nadie medianamente informado escapa que esa comedia bufa formó parte de una operación mayor, ideada como estrategia para restar votos a la oposición en la elección presidencial del año entrante. Tampoco se requiere demasiada perspicacia para entender que el principal instigador de tal maniobra no pudo haber sido otro que el propio presidente de la República, temeroso como debe estar de que su candidata sea derrotada.

Haber frustrado esa maquinación puede llegar a ser tan importante como ganar o perder la presidencia de la República en 2024. Así, literalmente, de ese tamaño.

Carlos Castillo Peraza hizo referencia en varias ocasiones a lo que él llamó "la cultura del mural". El concepto lo acuñó al notar que el muralismo mexicano es de un maniqueísmo insufrible.

En efecto, como cualquiera fácilmente puede comprobarlo, a varios de los más renombrados autores del movimiento muralista les dio por pintar, de un lado, con rasgos grotescos, a los malvados de nuestra historia y, del otro, con formas angelicales, a los buenos de esta película de cinco siglos de historia.

Los primeros son -o fueron-- malvados siempre y por definición, y los segundos buenos en grado superlativo e inmaculados, también por definición. Demonios y santos, malos y buenos, tuertos y derechos, siempre y a lo largo de toda su vida y en su participación en la vida pública de México. Mayor maniqueísmo será difícil de encontrar.

La "cultura del mural" se alimenta de la "subcultura del cliché" (concepto que ya no corresponde a Carlos Castillo), es decir, la que define oficialmente cuál es la verdad inapelable, impuesta de manera dogmática, acerca de cada acontecimiento histórico. Acontecimiento en el cual, de acuerdo al respectivo cliché según la interpretación oficial, participaron de un lado los buenos y los malos del otro. Los primeros en los épicos y gloriosos; los segundos en las derrotas, los abusos, las componendas y las traiciones. Así, el episodio que nos ocupa podrá ser conocido como "la tragedia de fin de semana" o "el doloroso fin de semana".

Con curiosidad no malsana, me pregunto cómo será que algún pintor famoso, muralista del futuro, plasmará en la monumental obra pictórica descriptiva de la marcha histórica del lopezobradorismo, a los héroes de esta singular epopeya del pasado fin de semana: López Obrador, Samuel y Mariana. Y cómo a los villanos y malvados que, a través de ese episodio, la frustraron, según todo parece indicar. Porque el maniqueísmo es capaz de eso y más.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Juan Antonio García Villa Editorial Juan Antonio García Villa

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2256473

elsiglo.mx