Ruíz dijo que hay un cuello de botella porque no existe todavía la infraestructura para brindar atención a nivel comunitario. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Como parte de la reingeniería de la Secretaría de Salud de Durango, debe establecerse el Consejo Estatal de Salud Mental para la Prevención del Suicidio y Adicciones.
Posteriormente, tendrán que conformarse los consejos municipales, señaló ayer María Soledad Ruíz Canaán, titular del Instituto de Salud Mental del Estado de Durango (ISMED).
Indicó que el tema se tiene que analizar y planear para garantizar recursos humanos capacitados e infraestructura a fin de no hacer dobles funciones, esto una vez que se pudiera fusionar el modelo de atención de adicciones con salud mental pues actualmente están separados. Añadió que debe existir corresponsabilidad social y de las distintas instituciones.
Dijo que, a nivel estatal, el ISMED hizo un estudio de prevalencia y que los mayores índices de problema son los trastornos de ansiedad con un 27 % y la depresión con un 32 %. Esto aunado a los problemas de adicción.
"Detrás de toda adicción hay un problema de salud mental, lo que se llama patología dual... eso empeora las circunstancias de la persona que tiene un problema de salud mental. Todo adicto de fondo, tiene un problema de salud mental, y no lo digo yo, lo dice la Organización Mundial de la Salud", apuntó.
En su visita a Gómez Palacio, mencionó también que en lo que va del año, la Fiscalía General de Durango les ha reportado 47 suicidios en todo el estado y que más de 20 corresponden a la región Lagunera. En 2022, cerraron con 169.
En el Programa federal de Acción Específico de Salud Mental y Adicciones 2020-2024, se menciona que otros factores importantes de la problemática de la salud mental y de las adicciones, que interactúan entre sí y que son elementos susceptibles de modificación, son: la debilidad de la capacidad rectora nacional de la salud mental, la segmentación institucional de la política de la salud mental y las adicciones, el modelo de atención basado en hospital psiquiátrico y villas de transición, la desvinculación operativa de la salud mental y la comorbilidad de enfermedades crónico degenerativas.
También la resistencia de la integración de la salud mental y las adicciones dentro de la Atención Primaria a la Salud Integral (APS-I), la falta alineación de la salud mental con los estándares de derechos humanos, la insuficiencia de recursos humanos capacitados, la infraestructura en APS-I, la brecha de atención, la falta de reconocimiento y tratamiento de la patología dual, la persistencia de un rezago presupuestal histórico de la salud mental, el estigma y la discriminación para las personas con trastornos mentales y consumo de sustancias, entre otros.