Los ciudadanos se levantan para trabajar por su familia y al hacerlo por ellos, por la patria y al hacerlo por ella, por el mundo. Lo mismo se trate de un obrero, trabajador, campesino, como de un inversionista, dueño de algún negocio o magnate. Le podemos preguntar al señor Guadiana, que si por ser empresario se siente maligno. No creo que me vaya a contestar que sí. Hay muchísimos empresarios que son benéficos para quienes los rodean. No sólo se entregan a sus empresas para sacarlas adelante por su familia, también tienen la responsabilidad de sus trabajadores, y con ello engrandecen la ciudad, la patria y todo lo demás.
Desde el principio del mundo, la historia del hombre ha sido luchar para salir adelante. En esta lucha se han cometido muchos errores. El hombre es un animal cuya racionalidad no ha dominado del todo sus instintos. Todos los animales matan para sobrevivir; el hombre mata por esas y otras razones, desde siempre. En un principio vivían Caín y Abel uno sacrifico al otro por celos.
Hay que partir que el hombre tiene muchas deficiencias, pero también es inteligente, y esa habilidad le ha permitido ir remediando sus errores. Ya no vivimos como en la edad media, ni siquiera nos seguimos creyendo que el poder de los reyes viene de Dios y está sobre todas las cosas; por las mismas razones, no podemos seguir creyendo que hay líderes intocables, maravillosos, superhéroes quienes sólo piensan en el bienestar de sus pueblos que se siguen muriendo de hambre a pesar de los años que han detentado el poder.
Todas las obras del hombre son perfeccionables, siempre. Es así como hemos ido dando pasos. Si no entendemos la edad media, no podemos entender el gran error que cometeríamos si nos entregamos a una ideología que dice tener la razón y que nos va a trazar el camino de lo que debemos de pensar. La iglesia, de la edad media, se asemeja al socialismo del siglo XX y XXI. A los que están en contra de sus ideas, los matan, llámase inquisición, purgas, revolución cultural. O cuando juegas con poner en contra unos contra otros siguiendo la máxima de Maquiavelo del divide y vencerás.
La parte trabajadora tiene que aliarse a quien le da trabajo, los dos forman la empresa. Su relación debe de ser legislada; o sea, la ley regula y define lo que justo o injusto. Si tuviéramos un legislativo eficiente, estaría haciendo las leyes necesarias para que el pobre no fuera explotado, tuviese la posibilidad de ganar un sueldo decente, según sus capacidades y que se fortalecieran instituciones que le apoyaran en la salud, la educación, la cultura y muchas cosas más. La confrontación no logra nada de esto; por el contrario, destruye la confianza que deben de tener unos con otros para crecer y obtener más por sus esfuerzos.
Entre mis amigos hay muchos empresarios. Sus familias comenzaron desde cero. Lo que han construido ha sido a base de trabajo y de inteligencia. Si sus empresas han crecido se debe a una cultura de esfuerzo.
También conozco a muchos que trabajan para alguien. Los que se entregan a su empresa, por lo general, o crecen con ella, o si se sienten incomprendidos, buscan otra sin temor a renunciar por conseguir una mejor situación. Y hay quien simplemente se siente explotado, da lo mínimo al trabajo queriendo recibir lo que no merece, falta los lunes o los puentes porque no controla sus vicios y luego se la vive quejándose o inventado excusas para no enfrentar su responsabilidad. Los malos son los otros.
La vida es una lucha, una competencia. No es lucha de clases, sino de hombres que quieren ser, contra hombres que quieren ser. Esa ha sido la historia del mundo. Los que han construido esta civilización son aquellos que con sus triunfos han cambiado la manera de vivir del mundo; pero también existen aquellos qué con sus acciones, han destruido sociedades. Nuestra historia nos lo enseña; ya he dicho sobre Teotihuacán, lo mismo se puede decir de palenque; ¿por qué siendo grandes urbes, desaparecen? ¿Por qué llegaron a ser grandes? Hombres, de uno y otro lado, no lucha de clases, lucha de hombres.
El nuevo salario mínimo es un acierto, lo mismo que las vacaciones. Yo soy de los que piensan que se trabaja para vivir y no al revés. Eso sólo es el principio. Para que las empresas sean saludables también hay que ponerse en los zapatos del patrón.
Si el problema es la corrupción, eso es lo que debes de resolver. Corruptos hay en todos lados.