La cultura está llena de imaginarios, a todos los niveles. Una narrativa viene a resolver muchas de las querellas en las que nos encontramos en medio. Resuelven los conflictos a aquellos que no les gusta pensar mucho y prefieren depositar su confianza en esas historias que vienen a suplantar a la realidad. Si se les aplica la lógica, no tiene consistencia.
En la actualidad, a nuestra nación la quieren reducir a los buenos y a los malos. Los buenos son los que han llegado al poder y se supone que no son corruptos. Los malos son quienes antes gobernaban y eran los neoliberales y son los malos. La realidad es que, no por pertenecer a un partido ni eres bueno o malo.
Los buenos y los malos se encuentran en todas partes; más posibilidades habrá cuando sabes que en una de las opciones, el partido se llenó de elementos por conveniencias económicas y la posibilidad de acceder a puestos públicos; cuando traicionas a los que siempre estabas asociado, como el verde lo hizo con el PRI para cambiarte a quien detenta ahora la posibilidad de mantenerlo con vida. En esta situación, no es raro encontrarse con personas qué en lugar de aceptar circunstancias adversas, y entregarse a los supuestos ideales del grupo al que pertenece, lo traiciona y busca otras posibilidades, en partidos de segunda, para conseguir sus objetivos.
Te puedes hacer más preguntas. ¿Cómo es posible que los ricos representen a los pobres? Si se proclama que los empresarios son los malos, como es posible que ese mismo grupo apoye a los empresarios para puestos públicos en lugar de hacerlo con los trabajadores. Entonces ¿no todos los empresarios son malos? ¿Ni todo lo que pueda significar el liberalismo?
Los imaginarios, la forma de jugar con la gente. Como el río está revuelto, ya muy pocos saben en qué pensar y resulta mucho más cómodo dejar que la narrativa imaginaria fluya; aunque la realidad te indique lo contrario.
Vas a combatir al mal, ¿dejándolo hacer? Si pudieron acorralar al hijo del Chapo, pueden hacerlo con todos los demás; pero es preferible ¿para quién? Los besos y los abrazos. Hoy se llaman cárteles, antes se les llamaba piratas y azotaron el Caribe durante mucho tiempo porque también eran protegidos por la corona inglesa y francesa. El problema se terminó al quitárseles el apoyo y combatirlo. En nuestros días, han dejado crecer el problema de tal forma que tiene el poder económico para corromper a quien quiera.
La narrativa imaginaria suplanta a la realidad. Si hacer creer a la gente lo que dices, obtendrás su voluntad. Dicen que el pueblo no se deja engañar, y es el más engañado a través de la historia.
Engaño: las encomiendas partían de cristianizar a los indios; pero en realidad eran centros de esclavitud.
Engaño: Stalin convirtió en malo a Trosky y a todos quienes se lo oponían. Este personaje manejó los ejércitos rojos que triunfaron en la revolución rusa. Ya muchos han de saber lo que Stalin hizo con su país, y si no lo saben, investíguenlo.
Engaño: La raza aria de Hitler, lo que provocó la Segunda Guerra Mundial; junto con la creencia de que el judío era el causante de los problemas de Alemania.
Tantos engaños con los que se ha estafado a la humanidad. A estas alturas la credibilidad está por los suelos. Ahora se protesta destruyendo, lo mismo un cuadro famoso que las puertas de un banco. Desde hace mucho tiempo se llama anarquía; en eso es en lo que menos puedes tener confianza.
La narrativa del imaginario te quiere decir que no es cierto. Te pide la confianza sin decirte a donde te va a llevar.
Lo mismo sucede quien te ofrece los grandes intereses en tus inversiones y se quedan con tu capital. Muchos caen en eso. Ofrecerte las perlas de la virgen, no cuesta. Tú eres quien sabe que el ofrecimiento no concuerda con la realidad.
Lo verdadero es que vivimos en una cultura donde la corrupción es el centro. Está en todas partes, a todos los niveles. Hoy es cuando debes tener los ojos más abiertos. No conozco ninguna forma de control, en la actualidad, en contra de los corruptos cuando se han aniquilado todos los mecanismos para hacerlo.
