Discutimos mucho de la educación y muchas veces no nos ocupamos de definir el fenómeno ni su verdadera finalidad. Sufrimos el proceso escolar de muchos años: 6, 9, 12, 18 según sea el caso; y aún pueden ser más años si se suman maestría y doctorados. Al final del proceso, ¿Qué es lo que queremos encontrar? ¿Una persona capacitada para realizar un trabajo? ¿Una persona culta? ¿Qué es una persona culta? ¿Una conciencia capa de comprender la actualidad como producto de un proceso histórico? ¿Una persona ética? ¿Una persona integrada a una sociedad? Las preguntas pueden seguirse multiplicando y es muy difícil de dar la respuesta justa a todas.
Por principio de cuentas, el sistema educativo es un producto social. Antes de la escolarizada, existió la educación familiar y de los pequeños grupos sociales que como en el caso del lenguaje, era oral, acompañada con el ejemplo. Sobre todo, los cánones morales y éticos, pasaban de generación en generación como el mito y el rito. La religión también fue de relevante importancia, puesto que era un poder que podía imponerse. Como ejemplo, la recopilación que los padres daban a los hijos en la cultura azteca, hecha por Sahagún; o el enfrentamiento de Tutankamón en contra de los sacerdotes de Atón en la cultura egipcia.
Fue en la edad media cuando la educación comenzó a ser institucionalizada, curiosamente, por la iglesia. Se crearon las primeras universidades. La filosofía, desde los griegos, había suplantado al mito. Quería comprobar la realidad y para ello, vino a utilizar el método lógico. La filosofía fue la dueña y señora, como lo fue también el control del pensamiento que no podía apartarse de las verdades de la fe.
La iglesia educaba para que se aceptaran los principios religiosos según la interpretación de la institución, única capaz de hacerlo. Con ello se propuso la armonía. El tiro le salió por la culata porque el hacer no correspondía a la enseñanza y se produjo la ruptura, con el protestantismo. Se produjo el renacimiento, se recuperó lo perdido de los griegos a través de los musulmanes y se consiguió la libertad, aparente, de volver a pensar.
Vino el cambio de método filosófico, la lógica se suplanta por el pensamiento matemático, con Descartes, posteriormente con Kant. La ciencia viene a desarrollarse y para el siglo XIX es ama y señora.
La educación comienza a cambiar. Ya no se educa en las verdades de la fe; sobre todo, posteriormente a la revolución francesa. El pensamiento deductivo es suplantado por el inductivo por medio del experimento donde se comienzan a descubrir las leyes de la naturaleza, sobre todo, de la física y de la química. En otro aspecto ideológico, la dependencia con la iglesia se comienza a diluir con el principio de libertad, o sea, por medio del liberalismo, a ultranza, dejar hacer, dejar pasar.
Esto también se ve reflejado en los sistemas educativos. La fe deja su lugar a la búsqueda de la certeza. El hombre puede pensar, poner en crítica hasta el propio sistema educativo. La humanidad pasa por su proceso adolescente, donde todo pone en duda y ya no acepta nada, para encontrar nuevas certezas que le convencen. La sociedad misma cambia. El rey es destituido por el sistema democrático. Inglaterra, Estados Unidos y Francia a la cabeza. Se proclaman los derechos del hombre, de la mujer; todos los derechos humanos, hasta los delincuentes tienen derechos. Eso también se ve reflejado en la libertad educativa.
La educación se supedita al sistema. Se educa para adaptar al individuo a la sociedad. No basta con enseñarle un oficio o una profesión, es necesario amoldarlo a una serie de principios que rijan su vida, a pesar de que tenía que formarse para que fuera libre. Decálogos y preceptivas fueron los temas de la educación; hasta que se impuso la idea de que el ser estaba ligado al poder y al tener.
El hombre pleno es el que tiene y quien detenta poder. La ética y la moral se supeditan a este principio. Es lo que llanamente llamamos corrupción.
Junto a este sistema se da el otro, o los otros. El comunismo triunfa en 1917 en Rusia. Ojo, el manifiesto se escribe en 1848 y se dirigió a los alemanes. Los sistemas educativos de este sistema se adaptan a él, o a la interpretación que se da de él. Pero como ya se me terminó el espacio, continuaré en el próximo artículo.
Adelantó: el sistema educativo se adapta al sistema ideológico que gobierna. Con Cárdenas, el artículo tercero se modificó. La educación pretendía ser socialista. En los tiempos actuales no hemos llegado a tal resolución.