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CARLOS ELIZONDO

ÁTICO

El Banco del Bienestar opera entre corrupción e ineficiencias. Lejos de mejorar, el servicio seguirá degradándose.

Ahí están, formados en largas filas, bajo el sol, sobre todo gente de la tercera edad, esperando su turno para cobrar la pensión o algún otro apoyo gubernamental. El Banco del Bienestar es el responsable de su sufrimiento.

Ahí están, formados en largas filas, bajo el sol, sobre todo gente de la tercera edad, esperando su turno para cobrar la pensión o algún otro apoyo gubernamental. El Banco del Bienestar es el responsable de su sufrimiento.

Hasta hace poco podían cobrar en los cajeros automáticos de cualquier banco. Ya no. Según una crónica de Reforma del miércoles, si un pensionado intenta usar un cajero privado para retirar dinero, puede desaparecer parte o todo el saldo. Otros entrevistados dijeron que esto ha sucedido incluso sin usar cajeros de otra institución.

El gobierno está obsesionado en no recurrir a los bancos privados para que no obtengan ganancias por repartir los recursos públicos. No importa cuánto cueste, al fisco o a los usuarios.

Originalmente se planearon construir 2,700 sucursales para 2022 para llegar a 7,000 al fin del sexenio. Según la página del Banco del Bienestar, hay 1,342 sucursales en operación. Muchas se ubican en lugares donde ya había bancos, otras por lo menos se sitúan en zonas remotas donde no había, pero en el mundo actual tendría más mérito bancarizar digitalmente a buena parte de la población, que ofrecerles una sucursal que además funciona mal. En este proyecto se han gastado en total 22 mil millones de pesos en lo que va del sexenio.

Hay también escándalos de corrupción. La primera compra de cajeros por 10 mil 800 millones de pesos se tuvo que echar para atrás por todo tipo de irregularidades. Hay innumerables ineficiencias: cajeros automáticos que no sirven o que no tienen efectivo, falta de conectividad en las sucursales, robos hormiga a los clientes, compra de software que no cumple con las características que se requieren para llevar a cabo las operaciones del banco...

El gobierno no suele ofrecer servicios eficientes y de calidad, incluso estando subsidiado por los contribuyentes. Probablemente, a AMLO le dicen sus subalternos que el problema del Banco del Bienestar es de corto plazo, exagerado por los medios de comunicación, y que se resolverá una vez que aprendan a manejar su flamante banco.

Ojalá, pero me temo no será así. Gestionar un banco requiere personal bien capacitado y remunerado, controles rigurosos y sofisticados sistemas de operación. No es el estilo del sector público mexicano, mucho menos el de esta administración. Todos los esfuerzos de banca gubernamental han terminado con desfalcos y altos costos para el contribuyente.

Lo esperable es que, lejos de mejorar, el servicio se vaya degradando. Al Presidente hoy le importa su criatura y le dedica tiempo y recursos. Difícilmente será prioridad de quien lo suceda, aunque ésta fuera su corcholata preferida.

Centralizar en un solo sistema cualquier proceso suele llevar a la incompetencia. Es mejor uno donde se pueda utilizar, sin restricción, cajeros automáticos de cualquier banco. Por ello el sistema de salud universal de Francia, con sus múltiples proveedores, es mucho mejor que el inglés, centralizado todo en una institución.

El sello de la casa es centralizar. Creen que les da poder. En un sentido es cierto: ahí está su base social, esperando en interminables filas.

Sin embargo, ese trato denigrante que da el sector público a casi todos quienes utilizan sus servicios abona al descrédito de las instituciones públicas. Además, la distracción de recursos fiscales y de la capacidad de gestión del gobierno en asuntos que no eran un problema lleva a desatender los verdaderos problemas que sólo el sector público puede resolver.

Ahí está el fracaso de la política de salud de esta administración. Si lo hasta ahora derrochado en el Banco del Bienestar se hubiera gastado en el sector salud, habría permitido gastar en 2023 el doble de lo que se pretende desembolsar en el nuevo IMSS Bienestar, el sustituto del fallido Insabi. Y no habría gente haciendo colas para cobrar su pensión, pues podrían usar cualquier cajero automático.

@carloselizondom

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Escrito en: Editorial Carlos Elizondo Carlos Elizondo

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