En efecto, dentro de algunos meses noventa y siete millones de ciudadanos estamos emplazados a elegir al próximo presidente de la República, a los legisladores federales y algunos locales, además de nueve gobernadores. A medida que va pasando el tiempo va siendo hora de hacer cuentas de lo acontecido en el régimen que está por terminar y pensar lo que nos espera.
Es claro que los programas sociales que Amlo ha recortado en algunos casos y ampliado en otros, han favorecido las economías personales y familiares. Tan es así, que en ciertos casos la suma de dichos apoyos constituye un ingreso para sobrellevar las penurias del desempleo y la falta de oportunidades. Esos programas no han aumentado la producción de artículos y servicios que se hubieran obtenido de haberse apoyado a las miles de pequeñas y medianas industrias que ocupan el grueso de la fuerza laboral nacional. La administración de López Obrador ha dotado de un poder de compra popular sin estimular nueva actividad económica. El atraso en que se encuentra el país respecto a su potencial es que el saldo aumentó el número de pobres.
Hay otros aspectos que califican la administración de Amlo. Uno de los primeros es el que la producción agrícola, aunque mayor en exportaciones que dejan superávit, no han incrementado la capacidad para abastecer las necesidades alimentarias del país. Hemos perdido la autonomía agrícola, ya que las importaciones de maíz, frijol y trigo han aumentado considerablemente.
En materia de educación, en la OCDE México ocupa el último lugar en inversión educativa encontrándose a la mitad de los 90 mil pesos anuales por niño. El abandono y el deterioro imperdonable en que han dejado a las escuelas, algunas con los techos caídos, carentes de mobiliario, goteras, sanitarios obsoletos, que obligan a dar clases a la intemperie. Con una poderosa fuerza docente desorientada por la injustificable y errática reforma educativa, con controvertidos textos gratuitos de dudosa calidad y contenido Tenemos una enseñanza que en lugar de formar con solidez a las generaciones del futuro, dejan a la juventud muy por debajo de los índices internacionales en materia de matemáticas y hasta de lectura, dejándolos como analfabetos funcionales. Nada que decir del cierre de guarderías que han creado problemas severos para las madres trabajadoras.
En materia de salud el siempre mejorable sistema del Seguro Popular después llamado Insabi fue desmantelado so pretexto de evitar corruptelas, provocando la conocida falta de medicamentos como los oncológicos y los antipsicóticos, escasez de vacunas de todo tipo, todo ello acompañando el absurdo alarde que se aspira alcanzar para el 2024 la calidad médica análoga a la Dinamarca. Hospitales sin equipo, instalaciones decrépitas carentes de equipo hasta el más elemental, sin presupuestos de mantenimiento, todo lo cual aumenta la clientela de médicos empleados en farmacias. Todo esto para sustraer las obras insignias del presidente.
Desde el principio del sexenio Amlo se ha dedicado a vaciar y finiquitar cuanto fideicomiso se encontró so pretexto que eran fraudulentos. Más de 100 fideicomisos constituidos para servicios sociales, culturales, científicos y asistenciales fueron borrados de un plumazo. El caso más reciente son los 13 fideicomisos del Poder Judicial muchos constituidos con los fondos de retiro ahorrados por los trabajadores. Por otra parte, quien iba a decir que el extinto Fonden, específicamente etiquetado para momentos críticos como el que está viviendo Acapulco ya no existe. Ahora el dinero para la reconstrucción tendrá que salir directamente del presupuesto.
Nada más grave que la confusión que ha generado la administración actual en materia de seguridad. La absurda estrategia de abrazos no balazos dio carta blanca al crecimiento y al enriquecimiento de las mafias que gobiernan una tercera parte del territorio nacional con tentáculos que alcanzan varios continentes. Reina la confusión con erráticas decisiones sobre la Guardia Nacional y predomina la insatisfacción en prácticamente en todos los cuadros de las fuerzas armadas. Los horizontes de nuestro desarrollo económico se afectan drásticamente con la inseguridad que se apodera de las vías de transporte y comunicación de las que depende la distribución de toda la producción agrícola e industrial.
El panorama general que está dejando la administración de Amlo es desolador. Si su mérito principal es la red de programas sociales, hasta éstas se encuentran desmadejadas y en estado crítico de ineficiencia. Los desastres en que se encuentra el país son producto de la responsabilidad exclusiva de una sola persona, a saber: Andrés Manuel López Obrador que con la obsesión de sustituir lo que a su parecer es el caduco sistema socioeconómico neoliberal con un maltrecho ensayo llamado 4T, que es un esquema social que orgullosamente Amlo se empeña en heredar a la siguiente administración.
Las cuentas que hemos descrito son el saldo de un desastre general. El triunfo de Morena en el 2024 sería la simple repetición del craso error que se tuvo en 2018 de llevar a Amlo al poder.