Ella era el jardín: puse en ese libro, a un tiempo, todo mi corazón y toda mi inteligencia.
-Gilberto Prado Galán-
Conocí a Gilberto Prado Galán y a Jaime Muñoz Vargas el mismo día, allá por 1988. Los tres éramos docentes en la UANE, luego en la UAL y más tarde en la Ibero; tiempo después, él se fue a vivir fuera de Torreón, aunque nunca perdió contacto con sus amigos. Siempre consideré que era una persona muy inteligente y con una sensibilidad especial, además de un gran escritor.
El pasado 21 de octubre -el mismo día que Alejandra Díaz, Jaime Muñoz y yo presentábamos mi primer libro en solitario Mamá Tacha. Cien años de pasión y fortaleza- recibí, por la mañana, un mensaje de Jaime Muñoz dándome la noticia del fallecimiento de Gilberto, hecho que nos desconcertó y nos llenó de tristeza.
Hace un par de meses terminé de leer su último libro, Ella era el jardín (Colección viento y arena, Torreón, Coahuila, 2022, 105 pp.) y me dejó una sensación de nostalgia. Es un libro hermoso y triste, es un homenaje al amor de su vida, Ella, Leticia su esposa. En el libro, cada vez que la menciona, escribe "Ella" con mayúscula, como mayúsculo fue el amor que se tenían. Con la gran habilidad que tenía para poner en palabras aquello que sentía y pensaba, nos lleva por muchos momentos significativos de su vida en pareja. Él señala que Ella era el jardín, pero da la impresión de que ella era su todo o al menos impactaba en todos los ámbitos de su vida.
El libro es una oda a la tristeza, a la pérdida, al duelo de un viudo que se queda en este plano de existencia mientras ella emprende la retirada. Es un caleidoscopio de imágenes de su amor, de su experiencia de vida, de sus momentos felices y de la trágica enfermedad y muerte que los separó y que lo dejó como náufrago, hasta que finalmente (lo espero de todo corazón), la volvió a encontrar en la eternidad.
En el libro La nueva psicología del amor (Emece Editores, Buenos Aires, 2007) el psiquiatra estadounidense Morgan Scott Peck señala que "Los esfuerzos para explicarlo han conducido a dividir el amor en varias categorías: eros, filia, ágape, amor perfecto, amor imperfecto, etc. Yo me propongo, en cambio, dar una sola definición del amor, sin dejar por ello de ser consciente de que, probablemente, no será la más apropiada. Yo defino el amor como la voluntad de extender los límites del propio yo, con el fin de impulsar el desarrollo espiritual propio o ajeno", y así parece que fue el amor que Leticia le profesaba a Gilberto y que él pudo corresponder, sobre todo en los momentos más difíciles de su relación.
Al final, la muerte de Gilberto Prado Galán es una gran pérdida para el mundo de las letras, pero principalmente para quienes sentíamos cariño, admiración y respeto por él. Su obra quedará como legado así como algunos videos suyos, llenos de interesantes referencias, que se conservan aun en su página de Facebook. Ella era el jardín es el libro con el que cierra su obra y como él señaló, puso en el todo su corazón y su inteligencia.
laura.parra@ibero-torreon.edu.mx