MONOPOLIOS DEL CONOCIMIENTO
Desde finales del siglo XX se han experimentado cambios y transformaciones en la forma en que creamos, transmitimos, difundimos y preservamos el conocimiento. La rapidez con que esto sucede, y la totalidad de los ámbitos de la vida que trastoca es tal, que se ha asignado el término "sociedad del conocimiento" para referirnos a las transformaciones que se están produciendo en la sociedad. En este contexto toman relevancia los llamados "monopolios del conocimiento", término acuñado Harold Innis (1894-1952) para explicar la lógica del poder desde una perspectiva del uso de la información y la comunicación, y su relación con las instituciones que concentran el poder económico y corporativo.
¿Cómo se crean éstos monopolios? Internet es un factor preponderante en la creación de éstos, y también lo es la llamada "Big Data", visto como el proceso mediante el cual se analizan grandes cantidades de datos en tiempo real para extraer valor a través de correlaciones que se realicen sobre éstos, dando como resultado que, quienes tienen la habilidad para utilizar y comprender esta tecnología y sus alcances, tienen el poder de elegir qué tipo de información se difunde o comunica.
"El conocimiento es poder", es una frase que todos hemos escuchado alguna vez. El poder que otorga el conocimiento se ha transformado en nuevas formas de gestionar la información. Internet no sólo es un medio para obtener y publicar información de manera individual. También es un ecosistema dominado por corporaciones que administran la información. Un ejemplo de ello, es Google, Facebook o Netflix que, con el uso de algoritmos en motores de búsqueda, no sólo brindan un servicio al usuario, sino que, además, procesan y difunden la información que ponen a disposición del usuario, en ocasiones sesgándola o centralizándola. Es decir, un monopolio del conocimiento domina los datos, los contenidos y el control de los comportamientos de los usuarios.
A lo largo del proceso de desarrollo del conocimiento, el ser humano ha ganado gran comprensión de su propia condición humana y, gracias a ello, ha desarrollado pensamiento crítico, que es la capacidad de analizar, evaluar, cuestionar y sacar conclusiones propias sobre un hecho o tema. Esta habilidad en palabras de Francis Bacon (1561-1626) es "tener el deseo de buscar, la paciencia de dudar, la afición de meditar, la lentitud para afirmar, la disposición para considerar, el cuidado para poner el orden y odio por todo tipo de impostura".
En la actualidad padecemos de la llamada "infodemia", es decir, la información es abundante y, además está al alcance de todos. Sin embargo, esto no significa, necesariamente, que la capacidad crítica del ser humano también vaya en aumento. Al recompensar la inmediatez y la abundancia de información, muchas veces facilitada por los monopolios del conocimiento, cabría preguntarnos si estamos perdiendo la voluntad de pensar en forma crítica y realizar análisis individual sobre la información que recibimos.
clara.guerra@iberotorreon.edu.mx