Foto: Erick Sotomayor
Llega al mediodía a las instalaciones de El Siglo de Torreón. Carga una mochila y un termo blanco, del cual bebe sorbos entre cada pregunta. El dramaturgo lagunero Ignacio Garibaldy es el último ganador del Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes Perla Szuchmacher, el cual convoca el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en colaboración con la Secretaría de Cultura de Coahuila y el Patronato del Teatro Isauro Martínez (TIM).
“Hay algo de misticismo en esto, porque era yo joven”. Cruza los brazos y se recarga en el sillón para narrar cómo contemplaba los festivales de teatro universitario en su juventud. Dice que era un “refugiado”, que pasó por varias preparatorias hasta que observó el trabajo teatral del ingeniero Benjamín Gómez en PREFEMA. Allí le surgió una inquietud por los escenarios y, en primer turno, el deseo de actuar.
“Pero no fue lo mío, tal cual, aunque hice varios intentos. Digamos que ese fue el encuentro con el teatro. Y fue encontrarme con uno de los textos que escribió el ingeniero (Benjamín Gómez), que dije: ‘Yo puedo escribir estas cosas’. Te estoy hablando de mi juventud, de antes de los 20 años”.
Luego, la palabra le formó el escenario. Las historias, gestadas de anécdotas, le entablillaron el piso para que sus personajes comenzaran a amalgamarse de frases. Las pastas de los libretos se convirtieron en ese telón que se abre solo para montar una obra. Era el año 2005 y se inscribió a la Escuela de Escritores, entonces dirigida por Teresa Muñoz, donde el futuro dramaturgo se nutrió de las herramientas formales que necesita todo orfebre de las letras: poesía, cuento, novela y, por supuesto, teatro.
“En Estados Unidos se dice que el dramaturgo es la persona más importante, pero nunca hay que decírselo, porque se creen demasiado. El dramaturgo, durante una época muy importante, desde los setenta hasta los noventa, era un tirano que no cambiaba ni una sola coma, ni una sola palabra del texto. Después, la tiranía, el vuelco político del poder, se va con el director, pero considero que sin texto no hay teatro, se carece de algo”.
Considera que su trabajo narra desde la farsa y hiere desde la risa, pues emplea la ironía para abrirse brecha en la historia. Para él, el teatro debe conmover al espectador, identificarlo, cuestionarlo, hacer que tome postura sobre lo que perciben sus ojos. Si un dramaturgo no inserta con oficio cada uno de los mecanismos necesarios en el papel, la obra corre el riesgo de fracasar.
“Vamos al teatro porque queremos ver historias, qué le pasó, a quién, cómo, cuándo, dónde y por qué. Eso nos va a dejar satisfechos, nos va a dejar interesados, nos va a conmover. Si no existe esa estructura de quién, cómo, cuándo, dónde y por qué, dada por el dramaturgo a través del texto, si se carece de uno de estos elementos, no se entiende la historia”.
Premio Perla Szuchmacher
Recibió la noticia trabajando, en su cocina. La titular de la Secretaría de Cultura de Coahuila llamó a su teléfono celular para notificarle que era el ganador del Premio Perla Szuchmacher 2022. Ignacio no lo esperaba, tuvo que digerir la buena nueva para compartirla a su familia. “Esto representa un orgullo, es un premio entrañable. La sede es el Isauro Martínez, ahí todos los teatreros hemos estado, casi, casi es nuestra casa”.
La obra con la que Garibaldy participó en el concurso lleva el título de La voz de la tierra roja. El germen de la obra consiste en cómo, en un rancho, existen familias donde el padre ha tenido otras familias y los medios hermanos no se conocen entre sí. Desde este punto partió para la creación de sus personajes.
“Son dos niñas, dos hermanas de la misma madre, pero, pues el padre ahí anda como si nada. En este lugar, en este pueblo, ellas tienen solamente dos opciones: esperar a que su cuerpo se desarrolle para que un hombre las haga sus esposas y, si no, estar arrimadas en una casa. Son solo esas dos opciones de vida y estas niñas no las quieren, buscan otras cosas, se quieren liberar de entorno social, político y religioso en el que viven”.
Fallado en octubre y entregado en diciembre pasado, el Premio Perla Szuchmacher 2022 hizo que Ignacio Garibaldy tuviera derecho a un diploma y un estímulo económico de 200 mil pesos, según dicta la convocatoria. Las instituciones convocantes tendrán el derecho de la obra durante un año.
