Miles de miembros de su ejército privado recorrieron casi mil kilómetros a través de Rusia sin encontrar resistencia importante.
En la rebelión armada que sacudió recientemente a Rusia, se cuestiona si el jefe mercenario Yevgeny Prigozhin tuvo ayuda interna de la élite militar y política.
Una semana después de que el amotinamiento planteara el desafío más grande al gobierno del presidente Vladímir Putin en más de dos décadas, todavía siguen rodeados de misterio los detalles clave del levantamiento.
La incertidumbre también gira en torno al destino de Prigozhin y sus fuerzas militares privadas del Grupo Wagner, junto con el acuerdo que obtuvieron del Kremlin y lo que depara el futuro para el ministro de Defensa ruso a quien intentaron destituir.
Muchos observadores argumentan que Prigozhin no habría sido capaz de tomar las instalaciones militares en la ciudad sureña de Rostov del Don tan fácilmente el 24 de junio y montar su rápida marcha hacia Moscú sin la colusión de algunos miembros de la cúpula militar.
Miles de miembros de su ejército privado recorrieron casi mil kilómetros a través de Rusia sin encontrar resistencia importante y derribaron al menos siete aeronaves militares, matando por lo menos a 10 pilotos.
ACUERDO
Prigozhin dijo que se acercaron a 200 kilómetros de Moscú cuando ordenó regresar a sus tropas, como parte de un acuerdo negociado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko. Ese acuerdo le otorgó amnistía a él y a las fuerzas de su contratista privado Grupo Wagner, lo que les permitió mudarse a Bielorrusia.