Julián Herbert se presentó en este jueves en la ciudad de Guadalajara para impartir una plática (CORTESÍA)
El escritor Julián Herbert acudió la tarde este jueves a la Librería Carlos Fuentes de Guadalajara, con el fin de impartir una plática para el público tapatío. Oriundo de Guerrero, pero criado en tierra coahuilense, el autor se ha convertido en una de la principales plumas contemporáneas en el país.
Durante la charla conversó sobre sus libros, sus gustos literarios, algunos de sus viajes y el cómo observa el transcurrir de la vida, en esa amalgama que sólo es capaz de crear la frontera de la realidad con la ficción.
Recién publicó junto al también coahuilense Luis Jorge Boone el libro El polvo que levantan las botas de los muertos (Ediciones Era, 2023), donde abordan, desde dos historias distintas las incidencias de la Revolución mexicana en el norte del país.
Autor también de otros libros como Canción de tumba (Debolsillo, 2011) o La casa del dolor ajeno (Debolsillo, 2015), Herbert habló de la soledad y de cómo al entrar en ella, el ser humano pierde la capacidad de atención. También acentuó la angustia como detonante cultural, pues a su ver, se trata de la única emoción verdadera.
“Lo que añadiría es que la angustia como tal es una emoción pura. Mi sensación es que las emociones conllevan a ciertos grados de angustia”.
Otro tema abordado fue su reciente viaje a Oxford, Estados Unidos, donde visitó el hogar del escritor William Faulkner. Se le preguntó si algunas imágenes recogidas de la obra de Faulkner se confrontaron o complementaron al conocer el entorno donde solía trabajar el escritor norteamericano.
“Todavía no tengo una respuesta definitiva, porque hay autores donde eso me ayuda mucho, pero hay autores donde eso no me importa. Creo que algo muy azaroso. En el caso de Faulkner, la experiencia de estar en ese espacio es tal. Y para mí hay una clave de relación personal con Faulkner: era un escritor provinciano”.
Entre las cuestiones que se hicieron al final del conversatorio, se tocó al lenguaje y sus imposibilidades de transmitir con fidelidad todas las emociones humanas, aspecto con el que coincidió el escritor, añadiendo que, aunque no lo logra al cien por ciento, el lenguaje es el elemento con más fidelidad para transmitirlas.
“Los lenguajes sí nos permiten atisbar qué significa una emoción (…) por eso creo que la angustia crea civilización”.
Títulos
Obra de Julián Herbert
Canción de tumba (2011).
La casa del dolor ajeno. (2015)
El polvo que levantan las botas de los muertos (2023).