Habíamos visto muchas versiones de Santos Laguna a lo largo de sus cuarenta años de vida, pero es difícil recordar algo similar a lo que está pasando con nuestro querido equipo sobre todo en este 2023 que se encamina a su final.
Hasta antes del partido de hoy contra León, Santos ha jugado diez partidos, ha ganado cuatro y perdido cuatro con dos empates y estaba instalado, hasta ayer, en el lugar once, rozando la zona de “play in”. Su rival de hoy era su escolta, los esmeraldas del León que estaban en lugar doce con doce puntos por catorce de los Guerreros. Un triunfo más para los laguneros los puede meter a pelear por un boleto directo a liguilla. Lo atípico de esta versión de los Guerreros en este 2023 son sus catastróficas derrotas en casa, el lugar sagrado, la fortaleza inexpugnable ha sido mancillada una y otra vez de muy majadera manera. Para abrir boca se comieron tres de Tigres en la jornada uno el domingo ocho de enero.
En la jornada siete otra vez el Corona fue testigo de lo impensable, otra goleada y ahora cinco de parte del Toluca, en la catorce Pachuca le recetó cuatro y para despedir el torneo en casa el equipo que llegó a ligar 54 partidos sin ganar de visita le endilgó (palabra chocante, por cierto) un cero a dos. La pesadilla no termina ni con cambio de entrenador, jornada uno, segundo semestre del malhadado año, otra vez los Gallos Blancos nos picotean y nos abofetean con una copia del anterior partido en el Corona con otro cero a dos.
Después se ligan tres sin perder en casa, un empate y dos triunfos y cuando parecía que el Guerrero recuperaba su dignidad en casa, viene el Necaxa, ¡el Necaxa! y con Eduardo Fentanes recientemente despedido por la escuadra comarcana, les mete cinco goles, ¡el Necaxa! un mazazo brutal, como para no querer levantarse nunca más de la lona.
Después no se juega con Rayados por “culpa” de The Weeknd. Se vienen dos localías en una semana, contra Xolos de Miguel Herrera, Santos logra su tercera victoria del torneo en casa, Tijuana fue demasiado cobarde, cuidando el empate con todo el equipo detrás del balón, ahí nos dimos cuenta que perdimos al osado Piojo por otro burócrata de la banca. Hoy pasaditas las siete se tiene la gran oportunidad (por enésima ocasión) de ligar triunfos por segunda vez en el año, lo hizo por primera vez en las jornadas dos y tres del torneo pasado cuando venció en casa a Pumas y luego en el puerto a Mazatlán.
Santos Laguna está dispuesto a desafiar una vez más el sistema, si hoy gana dará un paso fundamental que lo blinde de un derrapón que lo saque de zona de repesca, y sí, es a lo que se aspira, y no, no es conformismo, es realidad. En una fiesta donde todo puede pasar, lo mínimo es ser invitado, aunque sea que entres por la puerta de la cocina. Santos Laguna que aparenta ser un equipo quebrado emocionalmente se empeña en volver a enamorar a sus heridos seguidores, el triunfo de mitad de semana ante apenas siete mil testigos con el magnífico aderezo del penal atajado por Polito el gringo, 22 años de edad, debutando y rescatando dos puntos tan necesarios como agua en el desierto para su equipo.
Los admirables que asistieron al partido tuvieron su justa recompensa, ahora, hoy domingo otros miles se animarán a darle otra oportunidad a su amado equipo camino a la reconciliación, ojalá, de corazón lo deseamos. Si quizás los dos mejores futbolistas que tiene esta Liga, salen otra vez inspirados y cuando este par sale así, no hay defensa que los contenga, Brunetta y Harold, combo perfecto que fugazmente nos trae a la memoria a la mejor sociedad de la que haya sido testigo este futbol nuestro, Jared y Pony, si llegan a generar la mitad de lo que generaron el mexicano y el chileno será una gran ganancia. Hoy no se pueden escapar los puntos y mucho menos que aparezca como monstruo espantoso de Halloween adelantado, otra goleada de las que han menudeado en este año de la pandemia, pandemia de las goleadas en contra y en casa.