Para muchos perros ya sea de raza o criollos que deambulan por las calles, las expectativas de vida no son más de cinco años en promedio, a diferencia de los perros que tienen la suerte de tener un dueño responsable, que no lo sueltan a pasear en la calle, para que se "diviertan, para que encuentren novia o novio según sea el caso". Esto último es una decisión poco afortunada e irresponsable, ya que en muchas de las ocasiones encuentran la muerte de manera instantánea al ser atropellados o en otras ocasiones víctimas de estos accidentes, quedan con múltiples facturas y lisiados de por vida.
Los perros de la calle son frecuentemente heridos, al encontrar una hembra en celo y pelear por ella para aparearse, y en caso de que logren hacerlo, pudieran contagiarse de enfermedades de transmisión sexual como el tumor venéreo transmisible (TVT)
Las enfermedades de la piel, como la sarna y los hongos son frecuentemente transmitidos de un animal a otro, no sólo debido al contacto repetitivo, sino a la baja de defensas que sufren los perros de la calle, debido a su deficiencia nutricional y a su inexistente aseo.
Las parasitosis gastrointestinales, así como los parásitos externos como las garrapatas, piojos o pulgas son huéspedes habituales y fácilmente transmisibles de un perro a otro, amén del peligro que corren las personas, ya que pudieran sufrirlas de manera ocasional, si tienen un contacto cercano y continuo, con los animales infestados.
Por todos los problemas anteriormente citados, los perros que deambulan por la calle, están pues condenados a una vida corta por sufrir estas enfermedades y algunas más, como la rabia que siempre está latente.
Si por desgracia algún perro de éstos se acerca a una casa a buscar refugio y comida, será inmediatamente "corrido" por el riesgo que representa de transmitirnos alguna enfermedad a nosotros o a nuestras mascotas. Convirtiéndose en un problema de salud para la sociedad, y es aquí donde por desgracia, muchas de las personas hablan al centro de control canino (La perrera) donde encuentran por lo general el final del camino.
Por todo esto yo los invito, a que tomemos cada quien una pequeña parte del problema en nuestras manos, para que la carga sea más ligera.
No nos limitemos a sólo llamar a las personas amantes de los perros (rescatistas), para que ellos nos resuelvan el problema. Como siempre les insisto, demos ejemplo a nuestros hijos, educándolos y explicándoles que no podemos tener un perro, si no vamos a ser responsables con su alimento, sus vacunas o lo que se requiera durante su periodo de vida.
Pero si nos decidimos a comprarlo o recibirlo en nuestra casa, seamos responsables de él, hasta que éste cumpla su ciclo y no lo abandonemos en la calle cuando éste se enferme o cuando nos cansemos de la responsabilidad que tomamos.
Fomentemos la cultura de la esterilización para que no exista sobrepoblación de perros que no encuentran dueño.
La otra alternativa que es a la que más nos dedicamos por ser un problema que no puede esperar, es rescatar a los perros de la calle, esterilizarlos, mejorar su condición y darlos en adopción.
Ayudemos pues, recibiendo un perro en adopción, recuerde que los perros no tienen otra alternativa que no sea la adopción o la muerte.
Y ahora para terminar una gota de filosofía: "El perdón, es el valor de los valientes". (Gandhi)