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La columna del perro

La columna del perro

Aullando bajo la lluvia

M.V.Z. MIGUEL DÁVILA DÁVILA

Probablemente tuvo mala suerte como podrían pensar algunas personas, pero yo más bien siento que la suerte que tuvo fue buena, ya que creo firmemente que "en esta vida se sufre primero para merecer después".

Me estoy refiriendo a una perrita de talla más bien grande de color café, con llamativas manchas blancas de patas largas y estilizadas, con ojos color café sumamente expresivos. Su cuerpo delgado en exceso, probablemente porque creció sin mucho alimento, ni cuidados, su piel se veía reseca y deshidratada, debido al descuido, al abandono y sobretodo el hecho de que se encontraba amarrada con un alambre a un poste, no tenía agua ni comida, no sabemos por cuánto tiempo, pasando primero por días de calor y sol intensos, seguidos después de días de lluvia y frío que se habían presentado a últimas fechas en nuestra región.

Al sentir la lluvia, el hambre y la sed, la perrita se puso a ladrar primero y a aullar después, probablemente para llamar la atención de su condición, y para que sus lamentos llegaran. Tal vez… a alguna persona que se quisiera tomar el tiempo y la molestia de ayudarla.

A decir de la señora que la rescató, la perrita, estaba completamente mojada, temblando por la lluvia y al liberarla del alambre que la ataba al poste, inmediatamente ésta le agradeció, moviendo su cola y lamiendo su mano.

Me dijo también la señora que estuvo preguntando por el rumbo donde estaba la perrita, y le dijeron que era de un velador de una constructora de casas que ya habían sido terminadas, que al acabarse el trabajo ahí, y para evitar que esta agradecida perrita lo siguiera, optó por amarrarla, abandonándola a su suerte.

Esto sucedió por el rumbo de la Ibero, y yo me pregunto, si esta perrita estaba relativamente a la pasada por donde la vieran muchas personas; ¿por qué tardaron tanto en rescatarla? ¿Qué nos está pasando? ¿a qué grado de insensibilidad hemos llegado? Tanto de parte de quien la abandonó porque ya no le era útil, como por quien prefirió no verla, o de quien sólo se limitó a decir qué feo pero yo no tengo tiempo ni manera de ayudarla, o de quien piensa que es sólo un perro, o de quien cree que la responsabilidad es de otro.

Por fortuna esta perra fue rescatada, esterilizada, adoptada y lleva orgullosamente el nombre de "Lluvia".

Pienso que NO debemos de esperar que nuestro entorno cambie para bien, sino más bien cambiémoslo nosotros cada quien en la medida de sus posibilidades, no perdamos nunca la capacidad de asombro, ni demos por hecho que las cosas buenas son gratis y que las cosas malas, les compete arreglarlas a otros. No nos acostumbremos a ver el dolor ajeno como algo cotidiano, pensando que nada podemos hacer por mejorarlo creyendo que a nosotros nunca nos puede pasar.

Y a la persona que abandonó la perra recordarle que la justicia divina tarda pero llega.

Y ahora para terminar una gota de filosofía: LA VICTORIA TIENE SIEMPRE AMIGOS Y ALIADOS. LA DERROTA TIENE SOLO OLVIDO Y ABANDONO.

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