Uno de los mayores fracasos del Gobierno Federal desde el primer año, por no decir que una de sus primeras víctimas, es el empleo. Y para muestra de ello bastará solo un botón en este caso.
Desde el ajuste al presupuesto del 2019 hubo una serie inusitada de recortes y despidos masivos en varias Secretarías de Estado, todo en nombre de la "austeridad republicana", para aumentar en un 932% el presupuesto de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, dependencia que dirigió hasta hace poco Luisa María Alcalde. Lo anterior se realizó conforme el discurso de campaña de López, donde enfatizaba que el empleo era la forma de impulsar no sólo la economía; también lo era para reducir la violencia.
Sin embargo, cuatro años después de lo prometido vemos que ni la economía fue impulsada, ni la violencia se ha reducido. Por el contrario, el 2019 fue el año con el peor crecimiento económico en más de una década y el más violento en un siglo.
Ante la serie de cuestionamientos realizados por los medios y las redes sociales como reacción al nombramiento de Alcalde como secretaria de Gobernación en lo que Adán Augusto hace campaña, la funcionaria y sobrina favorita del Presidente en vez de refrendar su capacidad citando los logros propios de la dependencia que dirigió recurrió al victimismo más predecible, afirmando que: "Las expresiones tan abiertamente misóginas, machistas, ponen en evidencia todavía un pensamiento conservador".
Luisa María deja una enorme carga de pendientes que nunca se molestó en intentar resolver siquiera, y lo que es peor; asuntos de primerísima importancia y gran impacto social para la estabilidad actual tanto como para el futuro del país: Dejó intactas tres grandes huelgas mineras en Cananea, Sombrerete y Taxco, a punto de cumplir 16 años; no resolvió la huelga de Notimex, pues su padre tiene intereses ahí; permitió la continuación del charrismo sindical en Pemex, con Romero Deschamps incluido; resultó incompetente como responsable del Plan Integral de Reparación y Justicia de Pasta de Conchos por los 65 mineros muertos, de las cuales 63 de ellos aún siguen sin rescatarse; desconocía por completo que la Mina "El Pinabete", con 10 mineros aún sepultados, se encontraba activa a pesar que desde 2021 tenía contratos con la CFE; sepultó la Mesa de negociación, misma que nunca instaló a pesar de ser una instrucción presidencial, entre el Sindicato Minero y Grupo México; y sin dejar pasar por alto que todo el dinero invertido en la Secretaría del Trabajo se ha esfumado, ya que su máximo programa "Jóvenes Construyendo el Futuro" sólo logró la contratación del 2.2% de sus inscritos.
De aquí que contrario a su exabrupto ante los medios, si se le ataca o se le cuestiona como ex titular de una Secretaría de Estado no es por el hecho de ser mujer sino por corrupta, incompetente e insensible.
Sin más mérito que el ser la ahijada del Presidente y ante las quejas por nepotismo -desde entonces- de entre las bases de su propio partido hace más de una década, quien empezó como edecán y terminó siendo impuesta como Dirigente Juvenil de MORENA ahora ha pasado de titular de la Secretaría del Trabajo, donde nunca pareció trabajar, a secretaria de Gobernación -de un solo golpe, y por la misma mano- para risa y perplejidad de un país en donde, desde el Gobierno Federal, sólo los peores y más impreparados desfilan en pasarela como aspirantes presidenciales o son impuestos al frente de las dependencias más importantes.