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La presidencia tiene nombre de mujer

YOHAN URIBE JIMÉNEZ

Si los números no fallan, y la lógica aplica, en el 2024 dos mujeres competirán por la presidencia de México, Claudia Sheinbaum, por Morena y Xóchitl Gálvez, por la alianza opositora. Ambas lideran las encuestas al interior de sus partidos, alianzas o movimientos. Le guste o no, a sus detractores o simpatizantes, ambas cuentan con muchos activos, también con sus propias facturas, y lo cierto es que las dos precandidatas encontraron en el país un sector al cual representar, esto en términos de la polarización que atraviesa políticamente la sociedad.

Quienes refuerzan su apoyo al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador, ven en la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la mejor opción para dar continuidad al proyecto de la Cuarta Transformación. Dejó lejos en las encuestas a sus compañeros. Incluyendo a Marcelo Ebrard, quien desde que inicio la contienda anticipada, fue el único que tuvo posibilidades reales frente a Sheinbaum. Queda claro que el excanciller también es el único que vaticina la posibilidad de desertar de Morena y buscar refugio en otro partido, aunque hay que reconocer que también es el único de los candidatos de Morena que podría capitalizar el voto de la oposición. Pero está lejos y los números no le dan.

Eso mismo sucede con la senadora Xóchitl. Después de que el presidente López Obrador la pusiera en el radar presidencial y la hiciera candidata, dejó lejos a los demás aspirantes a encabezar la candidatura de la oposición. Por mucho. Aunque siga intentando mostrar que cuenta con grandes niveles de conocimiento y aceptación, el diputado Santiago Creel quedó atrás y mientras pasan los días, más puntos pierde frente a la senadora panista. Si es un fenómeno mediático, si fue el presidente quien la catapultó, si son inflados los números que presenta, eso ya no es relevante a estas alturas. Según los números, hay candidata en la oposición y también es mujer.

Eso marcará una diferencia, si las dos aspirantes logran tomar el control de sus candidaturas y desplazan a esos grupos de asesores que consideren que solo con gasolina se puede ganar una elección. A diferencia de otros sexenios, el perfil de ambas candidatas mostrará una campaña más pegada a comunicar plataformas de gobierno que descalificaciones y golpes rastreros por debajo de la mesa. Tienen muchas coincidencias. Sus discursos han coincidido en varios tópicos, pero sobre todo, ninguna ha intentado descalificar a la otra a base de mentiras o engaños, como sucedió en todas las elecciones donde competían perfiles masculinos.

A la fecha no se puede culpar a ningún partido de tomar ventaja o violar la ley, porque simplemente ambos lo hicieron, adelantaron los tiempos y politizaron desde muy temprano el ambiente de la elección del próximo año. Giras, espectaculares, bardas, propaganda por todos lados, crearon un ambiente de elección a más de una año de la cita en las urnas. Y aunque resulta difícil de creer la temprana exposición de las candidatas también conlleva un riesgo implícito, y como en el ciclismo, tomar una etapa montañosa con muchos bríos puede dejar sin aire al corredor a la mitad de la contienda.

Esta elección será un reto para la oposición, porque se corre el riesgo de sepultar lo que queda de los partidos tradicionales. Su derrumbe puede ser sentenciado en 2024. Pero también puede resultar una cápsula de oxígeno si Morena no retiene para sí los estados en los que gobierna y de paso le arrebata al PAN los que renovarán gubernaturas. Si Acción Nacional conserva sus estados y logra arrebatarle a Morena alguno de los que actualmente domina, el inicio de una debacle puede golpear al movimiento en el poder y dar un viraje al rumbo político de México para los próximos años.

México es un país de instituciones, fuera de la intensidad de las discusiones políticas en las mesas de café, y de la salvaje guerra que se vive en las redes sociales, lo cierto es que organismos como el INE han ordenado a los partidos, incluyendo al que está en el poder, respetar ciertas normas y todos han cumplido. Claudia y Xóchitl, han realizado sus giras con precisión quirúrgica, estudian lo que dicen y lo que no. Saben el riesgo que implica desatender las recomendaciones y poner en juego sus candidaturas. Pero antes que nada, han estado midiendo los ánimos de la sociedad y el papel de los actores que las acompañan, porque una cosa es ver a las dos aspirantes en la carrera por la candidatura de sus partidos, y otra será verlas como candidatas, porque en ese momento sacarán la artillería pesada para buscar la presidencia.

@uyohan

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Escrito en: editorial Yohan Uribe editoriales

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