Al referirse a la cumbre sobre migración que tendrá lugar hoy en Palenque, AMLO dijo: "tenemos que buscar opciones (...) para que la gente (...) no se vea en la necesidad de emigrar".
Para atender las causas primero hay que identificarlas, y ver de dónde provienen aquellos que deciden abandonar sus hogares. Hoy, Venezuela es el país que más gente expulsa. De una población total de 28 millones, 7 millones 320 mil están en el extranjero. Cuando Chávez asumió el poder en 1999, el ingreso promedio por habitante, es decir el llamado PIB per cápita, a precios del 2018, era de 7 mil 100 dólares, y gracias al boom petrolero, en 2008, llegó a 9 mil. El PIB de Colombia, en cambio, era en 1999 de 4 mil 200 dólares y los colombianos emigraban hacia el entonces rico país vecino. Ahora Venezuela es el país pobre, con un PIB per cápita en el 2018 de 4 mil 500 (no hay datos más recientes), y Colombia es el país rico, con un PIB per cápita en el 2022 de 7,300 dólares. La brutal caída del ingreso en Venezuela, que suele asociarse con una guerra o un cataclismo natural, no da cuenta de la escasez y violencia que se viven en el país. Más de 2 millones 800 mil venezolanos han emigrado a Colombia.
La causa de este desastre tiene nombre: revolución bolivariana. Si, como dice AMLO, su pecho no es bodega, debería explicarle a Maduro la necesidad de tener elecciones libres y equitativas para que los venezolanos puedan elegir a un gobierno más competente. Pero Maduro ha priorizado mantenerse en el poder, aunque ello implique una mayor destrucción de la economía de su país y la salida de más connacionales. Finalmente, si se van, no votan en contra.
AMLO entendió algunos principios económicos básicos que nos han evitado seguir la ruta de Venezuela: la integración con América del Norte no sólo es inevitable sino deseable; y unas finanzas públicas sanas que evitan grandes crisis macroeconómicas. El ojo está puesto en terminar bien el sexenio. Lo que venga a partir del 2024 es problema de quien venga después. Con todo, dada la cercanía geográfica con Estados Unidos, los mexicanos son el mayor contingente de quienes cruzan la frontera norte.
El 29 de julio de 2019, en una entrevista concedida a John Micklethwait, editor en jefe de Bloomberg, AMLO dijo que "la gente no emigra por gusto, lo hace por necesidad. Yo tengo un sueño que quiero convertir en realidad. Va a llegar un día durante mi gobierno que no van a ir mexicanos a trabajar a Estados Unidos, porque el mexicano va a tener trabajo y va a ser feliz en donde nació". No ha sucedido. En el 2018, el gobierno de Estados Unidos regresó a 203 mil mexicanos; en el 2022 fueron 258 mil. El problema no es sólo la asimetría entre el salario en México y el de Estados Unidos, sino el grave deterioro de la seguridad en muchos de nuestros municipios pobres y rurales.
Si se aprovecharan las oportunidades del nearshoring, si la inseguridad fuera disminuyendo, si el esfuerzo gubernamental no estuviera enfocado en colonizar al Poder Judicial sino en fortalecer el Estado de derecho, la economía mexicana crecería más y por tanto la salida de mexicanos descendería. Ha sido enorme el costo fiscal de subsidiar a Pemex y a la CFE y de destinar recursos públicos a una refinería en lugar de asignarlos a becas para estudiantes o tantas necesidades pendientes. Si AMLO quiere ver inversión manufacturera en el sur, tiene que resolver la inseguridad carretera, pues entre más lejos de la frontera con Estados Unidos, más costoso es mover mercancías de fábricas localizadas en el sur.
En un país con el dinamismo económico que podríamos tener, menos mexicanos se verían obligados a dejar sus hogares y los migrantes que hoy atraviesan México tendrían incentivos para quedarse. Su talento y energía serían favorables para el país. No serían un problema con Estados Unidos, sino una oportunidad para nosotros.
@carloselizondom
ÁTICO
En un país con el dinamismo económico que podríamos tener, menos mexicanos se verían obligados a dejar sus hogares.