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Las palabras tienen la palabra

El padre tiene sus patronímicos

JUAN RECAREDO.-

Se llaman patronímicos porque se derivan del nombre del padre, de pater… el padre y patrón que viene siendo “el papá de los pollitos”, “el señorde la casa”. Me refiero a Pérez, López, Rodríguez y Martínez, entre tantos más.

El sufijo es una partícula que se agrega al final de una palabra para darle un sentido diferente. Bueno, pues el sufijo ez, en español, generalmente indica que se es hijo del que ostenta el nombre original, aunque a veces sea tan poco original como Pedro o Martín.

El hijo de Pedro se apellida Pérez; el de Martín, Martínez; como Fernández es el hijo de Fernando y si Fernando pierde la ‘F’ y la cambia por una ‘H’, descomponiéndose en Hernando, entonces este último quiere también su propio patronímico y se queda con Hernández.

Le estoy diciendo hasta ahora los más obvios y comunes en nuestro medio. Tal vez el de Pedro no lo hubiera deducido usted, pero entre los comunes podríamos agregar a González y a Ramírez que también aparecen a cada rato entre nosotros.

Hay algunos otros que también resultan muy obvios, pero que tal vez no nos habíamos puesto a reflexionar acerca de ellos. No se requiere un gran poder de deducción para saber que Álvarez sería el hijo de Álvaro, Márquez el hijo de Marco y Enríquez el hijo de mi compadre Enrique, así como el papá de Benítez se llamaba Benito y el de Jiménez era don Jimeno.

Luego hay otros apellidos que sí conocemos pero que derivan de nombres poco comunes para nosotros como Nuño, Sancho, Tello, Lope, Mendo e Íñigo y que dan lugar a apellidos que sí encontramos con frecuencia: Núñez, Sánchez, Téllez, López, Méndez e Íñiguez. Yáñez proviene de Juan, pero tomado en latín, que es Ioannes.

La cosa cambia en algunos casos en los que la terminación ez es casual. Puede provenir de topónimos que son los nombres geográficos o de alguna otra raíz, pero el hecho real es que no son derivados del nombre del padre. Por ejemplo, Alférez que proviene del árabe al-feris que significa “el jinete”, o Basáñez, que deriva del vasco baso que quiere decir “bosque”.

Hay algunos que deben su existencia a una falta ortográfica, por ejemplo, Cortez que debería ser Cortés y Montañez que es una forma equívoca de escribir Montañés.

Chávez, aunque parezca muy distante, es el descendiente de Flavio, que significa rubio, güero. En los años de la antigua Roma, Flavio era Flavo y luego Flavius. Así ya no es tan difícil imaginar que Flavo se descomponga en Favo o en Chavo y que de ahí surja el apellido Chávez.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. donjuanrecaredo@gmail.com Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Mauricio Salas: ¿En qué casos las mayúsculas deben acentuarse?

LE RESPONDO: Las mayúsculas siempre deben llevar el acento que les corresponda, de acuerdo con las reglas de la acentuación.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Cuando pienso en que no sé cuándo me voy a morir, ¡me quiero morir! 

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