Yo tenía una tía que siempre decía: “me pones entre la espalda y la pared”, confundiendo la espalda con la espada porque el dicho es así: Me tienes entre la espada y la pared, frase que resulta más lógica que la de la espalda.
También decía: “Fui con el médico y me recetó unas cláusulas…” y uno se quedaba pensando si era la cláusula de exclusión como las que establecen en los sindicatos o una de esas cláusulas que aclaran los términos en que se hace un contrato, pero ella se refería en realidad a las cápsulas que el médico le recetó, aparte de que le mandó a hacerse unos anális, que en realidad deben ser análisis, palabra que debe decirse igual en singular y en plural: un análisis, varios análisis.
Recuerdo que alguna vez visitamos la hermosa ciudad de Zacatecas, en donde uno de los atractivos turísticos más famosos es el teleférico. El detalle era que mi tía nos decía: “ahora vamos a subirnos al telesférico”, como si el vagón en que se sube tuviera forma de esfera o de globo. Pero no, el vagón del teleférico es así, cuadradito… o bueno rectangular, pero no esférico.
“Cuando nos avisaron que mi viejo estaba enfermo me fui al hospital sin más dilatación…” y pues al escuchar eso de mi tía cualquiera podría pensar que tenía dilataciones porque iba a tener un bebé; pero eso, a sus setenta y tantos años — mejor no investigamos cuantos tenía— resultaba poco menos que imposible y había que explicarle que es muy diferente la dilación que significa tardanza, que la dilatación que es la acción de dilatarse un cuerpo, es decir, extenderse o ampliarse, hacerse más grande.
Si alguien hacía alguna cosa trascendente, mi tía se sentía muy elocuente y decía que aquella acción “habría de pasar a la prosperidad…” cuando en realidad quería referirse “a la posteridad” que es el tiempo futuro a muy largo plazo, lo que no se olvidará en las futuras generaciones. La prosperidad, usted y yo lo sabemos, es otra cosa.
“Ante esta crisis tendremos que coger al toro por las partes…” decía mi tía y si yo fuera toro me estremecería al oír la barbaridad pues no quiero imaginarme cuáles son esas partes de donde se agarraría al toro en lugar de por los cuernos que es como dice el dicho normal.
Esas frases hacían que estar con mi tía fuera genial, porque las decía con toda la inocencia del mundo y con mucha franqueza. ¿Usted conoce a alguien que cambie las frases, como mi tía?
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. donjuanrecaredo@gmail.com Twitter: @donjuanrecaredo
ME PREGUNTA Humberto Fernández: ¿Cómo es? ¿“Qué haz hecho” o “Qué has hecho”?
LE RESPONDO: Lo correcto es: “¿Qué has hecho?” LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Si quieres disfrutar la vida debes estar dispuesto a aceptar la muerte.