Pep Guardiola ha formado ya su propio mundo, con jugadores que no tienen piernas, sino turbinas con el Manchester City. Como primero en Barcelona él mismo de jugador inventándose un estilo de volante central exquisito y luego de afortunado mentor de la magia creada por Xavi, Iniesta y el fenómeno Messi, mostrando después en Bayern Múnich que donde hay forma también hay alma y se le quitan las caretas a los viejos estilos, para que la gente se acerque a la verdad.
Hay finales donde la vida transcurre entre lenta y vaporosa, cuando el Inter decidió meter el partido a un territorio emocional donde todo cabe, obligando a un futbol más versátil y menos romántico, Guardiola supo en el descanso que entró siendo uno y terminaría siendo otro, que su optimismo era mal visto por el rival, que le amenazaba con una extraña mezcla de poder y libertad, pero igual convencido que al final siempre ganan los monstruos.
Inter apostaba con Dormani, Bastoni, Acerbi y Dimarco, mastines de larga duración, con Dumfries y Brozovic como carceleros sujetando a Haaland y no dejando respirar al portugués Bernardo Silva, pero carecía de punch, pues Dzeko y Lautaro no tenían el contacto obligado de Calhanoglu, más ocupado de vigilar a De Bruyne primero y a Foden, después. Guardiola sabía que solo había un camino en el desafío del sufrimiento a la creación.
Ahí Rodri (26) que es Rodrigo Hernández Cascante, español que vino del Atlético de Madrid, luego de pasar por el Villarreal para grabarse en la mente del mundo del futbol todo. Akanji se adelantó y sorprendió, filtró para la gacela Bernardo Silva que metió el centro atrás, que solo tocó Dimarco a la llegada plena de Rodri, con el derechazo que desató la tormenta y consagró la casaca celeste.
Inzaghi quiso emular a Helenio Herrera (1910-1997) que por ocho años manejó al Inter y ganó la copa con Sarti, Burgnich, Malatrassi, Picci, Faccetti, Jair, Suárez, Mazzola, Peiró, Domenghini, Mario Corso. Dicen que Helenio era bufón, genio, villano y competente. En su tiempo solo se jugaba con tres extranjeros (Jair, Peiró y Suárez) ahora los extranjeros hacen mayoría. Inzaghi solo pudo emular al viejo maestro con su estilo de cerrojo, por la mitad del tiempo.
35 títulos en 15 años ponen a Guardiola en el cielo del futbol y en el repaso del duelo nadie podrá entender cómo Lukaku pudo fallar su remate a tan corta distancia de Ederson. Fue increíble. Hoy los nombres de la historia son Ederson, Ruben Dias, Manuel Akanji, Aké, Rodri, Gundogan, De Bruyne, Foden, Stones, Walker, Haaland, Bernando Silva, Grealish, dominadores de la excitante incertidumbre que estimula toda pasión y mientras los azzuneri la sufren, el resto es gente que gustaría de estar siempre donde ocurre lo bello, en la vida y en el futbol, donde hay un mago que domina el espacio y el tiempo.
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