Exobispo de Gómez Palacio, llama a ser solidarios con las personas migrantes y que buscan refugio en el país. (EL SIGLO DE TORREÓN)
En el marco del Día Mundial de las Personas Refugiadas, establecido el 20 de junio, la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana en México, considera que en el país se ha hecho cada vez más difícil acceder al derecho de asilo. "Los gobiernos crean muros físicos, pero también legales y políticos", dice el documento firmado por el que fuera primer obispo de Gómez Palacio y actual responsable de dicha dimensión, José Guadalupe Torres Campos.
Monseñor, señala que cada año el número de personas solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiado aumentan considerablemente, incluso explicó que, a nivel mundial, México es el tercer país con mayor número de solicitudes del reconocimiento de la condición de refugiado, y la repuesta del gobierno ha quedado a deber en su organización, política pública y atención humanitaria
"Falta voluntad política de los tres niveles de gobierno para hacer frente a los retos que plantea la integración de las personas refugiadas: el derecho al trabajo, a un patrimonio, el derecho a una vivienda, el derecho a la salud, por mencionar algunos, son derechos a los que difícilmente tienen acceso las personas refugiadas", explica en el documento.
Y recalca que las personas refugiadas también tienen derechos, y merecen las mismas oportunidades que todas y todos. Nadie debe ser excluido ni rechazado. Las personas refugiadas salen de sus países de origen porque tienen miedo y porque sus vidas corren peligro, al igual que el pueblo de Israel o que la familia de Nazareth.
"En la conmemoración del Día Mundial de las Personas Refugiadas, la Iglesia de México invita a los tres niveles de gobierno, a construir políticas públicas adecuadas, que respondan de forma organizada para la atención e integración de las personas solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiados.
A la sociedad en general, hermanos y hermanas: las personas refugiadas también son hijas e hijos de Dios, forman parte de nuestras familias, de nuestro diario existir. No discriminemos ni excluyamos a las personas refugiadas".
Por lo que pide ser solidarios con las personas refugiadas.
"Los obispos de México valoramos los esfuerzos que realizan las Casas del Migrante, Albergues, comedores, diócesis y parroquias, para responder al llamado humanitario y evangélico en la atención a las personas solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiado y personas refugiadas".